PULP

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Golpe directo a la quijada.
- ¡Mierda! Eso no era necesario.
- ¿Quién es el hombre de negro? Dilo.
- ¿Acaso no pones atención?
- Sueltalo.
- Ya te lo dije, es él.
- ¿Quién?
- Él, Gastón. Es Johan.
- ¡Eso es imposible! -- Le metió otro golpe a la quijada. -- No más juegos idiotas, dilo de una puta vez. ¡¿Quién es el hombre de negro?!
- Ya te lo dije, -- Contestó entre jadeos. -- es Johan.
Gastón lo volvió a sujetar del cuello y lo acercó hacia él, en los ojos de Axel se podía ver el terror y agotamiento mezclados. Lo azotó nuevamente contra la pared del bar.
- Última oportunidad, -- Le susurró. -- más te vale que me digas la verdad.
- Gastón, es la verdad.
Axel batallaba para decir las palabras, su respiración era débil y se veía agotado.
Se contuvo un poco, prefirió dejarlo hablar antes de seguir madreandolo.
- Es la verdad, es él. Todo este tiempo ha sido él.
- ¿De qué hablas?
- Fue él quien estuvo ahí el día que tu regresaste. Fue él quien te buscó esa noche, quien te dejó puteado en la laguna. Fue él quien los atacó esa noche en el panteón.
Gastón lo dejó hablar, le resultaba imposible lo que le estaba diciendo.
- Todo este tiempo ha sido él. Y todo este tiempo has tenido la oportunidad de agarrarlo, y en todas la cagaste.
Si eso era verdad, pudo acabar con eso en 3 diferentes ocasiones.
Y en las 3, el hombre de negro escapó.
- ¿Cómo sabía dónde iba a estar yo?
- Ah, ahí es donde yo entro. Me contrató para seguirte la pista, informarle dónde estabas y con quien.
Eso respondía a cómo siempre sabía dónde estaba Gastón, y confirmaba lo que Ricardo le había dicho.
No era sólo uno.
- ¿Por qué tú? Tu jamás lo conociste, ni él a ti. ¿Por qué él te buscaría para hacer esto?
- Porque tanto él como yo, somos errores pasados de tu vida. Tu pudiste acabarme aquella noche hace varios años, y evitar este momento. Ahora estás pagando por tus errores.
Gastón retrocedió y también se sentó en la banqueta. No comprendía del todo la situación.
En ese momento se calmó. La furia y enojo dentro de sí, desapareció.
Sólo había dudas.
- ¿Cómo fue que regresó?
Axel trató de reír un poco, pero sólo consiguió una risa apagada.
- Estas jodido, Gastón. Es sólo cuestión de días para que él vaya por ti, y te mate. Así estarán a mano.
- ¿Y por qué meter a mis amigos?
- Dos razones: Ellos estuvieron también esa noche, y para que sea más duro para ti. Y cuando tu estes muerto, tendrás que imaginar lo que él les hará. A cada uno.
La rabia empezaba a surgir lentamente en el interior de Gastón.
- Ya lo estoy imaginando: Gastón, joven y prometedor escritor encontrado muerto. Qué patético.
Se levantó.
Axel empezó a sobarse la quijada, tratando de aliviar el intenso dolor que Gastón le había causado.
- Ya saqué la información que necesitaba. Ya no es necesario que hable con el estupido lame huevos.
- Podrás decir lo que quieras, pero el día que él vaya tras de ti yo estaré ahí. Estaré ahí para verte antes de caer.
Gastón le dio una patada en la quijada, para que el dolor no le desapareciera del todo.
Axel cayó al suelo, al abrir la boca más sangre salió como si fuese cascada, se encontraba rodeado de un charco rojo oscuro. Emitía gemidos de dolor y se retorcía tirado en el suelo.
- Idiota.
Estuvo por marcharse, cuando Axel volvió a llamar su atención.
- ¿Eso es todo? -- Dijo con la boca llena de sangre. -- Qué decepción. Ambos esperábamos más de ti.
- ¿Qué?
Seguía tirado en el suelo. Levantó un poco la cabeza para hablar y se arrastró hacia donde estaba parado Gastón.
- Esperábamos más de ti, Gastón. Toda esa "rabia" que según tienes y sólo me vas a dejar aquí, tirado sin más. Decepcionante.
Esas palabras lo detuvieron en seco.
Su mente empezó a funcionar con gran velocidad, analizando por qué había dicho eso.
Lo comprendió.
Axel no estaba ahí en ese momento sólo por que si, El Hombre de Negro lo había enviado para probar hasta donde era capaz de llegar. Cuales eran sus límites.
Lo usó.