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- Hijos de puta.
Se acercó a Axel y lo levantó del suelo. Trató de defenderse pero fue imposible, Gastón nuevamente empezó a molerlo a golpes.
- ¿Así que quieren probarme? ¿Quieren ver qué tan lejos puedo llegar?
Se esforzaba por conectar los golpes directo a la quijada, pero en su defecto impactaban en los pómulos, las cejas o la nariz.
- ¿Quieren ver de lo que soy capaz? Estúpidos enfermos.
Levantó a Axel, en su mirada estaba plasmada el terror absoluto.
Estrelló su cara contra la pared, intentó apartarse pero Gastón la sujeto con fuerza, y raspó la cara de Axel por un gran tramo de pared para finalmente arrojarlo al suelo.
En la pared se habían quedado trocitos de piel y carne.
Trató de ponerse de pie, pero antes de siquiera intentarlo, Gastón azotó su cara contra la banqueta, la sangre salpicó alrededor de su cara.
- ¿Los sigo decepcionado?
- Pfts. -- Balbuceó.
Lo sujetó y le dio vuelta.
- ¿Perdón?
- Puto.
Axel le escupió una mezcla de sangre y saliva al rostro de Gastón, quien volvió a golpearle violentamente la cara.
- Maldito... hijo... de... puta. -- Le dijo entre golpes.
- ¡Gastón ya basta!
Oscar apareció detrás de ellos y separó a Gastón de Axel.
- Sueltame, dejame acabar con su puta y mísera existencia. -- Dijo a su amigo, tratando de safarse de sus brazos.
- Oye, oye, oye, ¡OYE!
En ese momento, Gastón entró un poco en razón. Oscar lo sujetaba por los hombros.
- Lo acabaste.
Su respiración volvió a normalizarse, sus latidos volvían a su ritmo normal.
En medio de todo, volteó a ver a Axel, quien seguía tirado en el suelo.
Tenía moretones en todos lados, una parte de su cara estaba parcialmente respada y le faltaban trozos de carne, su cortada en la frente era más notoria. Su ropa era una mezcla de suciedad y sangre.
Apenas y se movía.
- Mierda Gastón. ¿Qué fue lo que pasó?
- Le ayuda al hombre de negro.
- ¿Qué?
- Él es quien nos ha estado espiando, sabiendo donde vamos a estar.
- ¿Osea que éste puñetas fue el del panteón?
Axel emitió un pequeño y apenas audible gemido, un intento de risa.
- No, es sólo un peón.
Oscar se acercó un poco a aquella persona tirada en el suelo, molida a golpes.
- ¿Quién mierda es?
- Axel.
Al oír el nombre, Oscar volteó a ver a Gastón.
- ¿El mismo de hace años?
- El mismo.
Volvió la mirada a Axel.
- ¡Puta madre! Ahora si lo dejaste hecho mierda.
Sacando fuerzas de algún lado, Axel logró sentarse recostado en la pared.
Ya no tenía fuerzas, dejó caer su cabeza hacia adelante, respiraba con dificultad.
- Vámonos Gastón, ya has acabado aquí.
Se dieron la vuelta, pero antes de irse Axel volvió a hablar.
- Vayanse. Estén listos cuando él vaya detrás de ustedes. Cuando tú ya no estés en el juego Gastón, y tus amigos sean los siguientes.
Gastón apretó el puño.
- No le hagas caso. -- Le dijo Oscar.
Se alejaron un poco más de él.
- ¿Qué harás cuando eso pase? -- Les gritó. -- ¡¿Cuando él vaya por ella?!
Frenó en seco.
Volteó a verlo, el odio estaba de vuelta.
- ¿Qué?
Pudo ver la sonrisa de Axel.
- ¿Qué harás cuando tu no estés para protegerla? Él irá tras ella.
Comenzó a caminar nuevamente hacia Axel.
- Cuando ella sepa que te pasó algo, regresará, y él también irá por ella.
- Gastón, detente.
Oscar iba justo detrás de él, pero sabía que después de eso, ya no iba a detenerlo.
- Repite eso una vez más. -- Amenazó.
Axel levantó la vista hacia Gastón, le sonreía.
- ¿Qué harás cu...
No terminó la pregunta. Una patada impactó fuertemente la quijada de Axel.
Safándola de su cráneo.
Axel intentaba gritar pero con su quijada fuera de lugar le era imposible.
De su boca salían sonidos como si se estuviese ahogando.
- ¡Puta madre cabrón! -- Le gritó Oscar. -- Mira esta mierda.
Axel trataba de reacomodarse la quijada pero era estupido intentarlo.
- ¡Sigue hablando pendejo! -- Esta vez pateó duramente las costillas de Axel.
Cayó al suelo retorciéndose de dolor, gemía y lloraba.
- Ya basta. Vámonos.
Sujetó a Gastón y lo obligó a retirarse de ahí. Como pudo lo llevó hasta el Cadillac y lo metió al asiento de copiloto.
Oscar arrancó el auto y se alejaron del lugar.
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PULP
General FictionRegresar a su ciudad natal era su sueño. Jamás imaginó que al volver su vida entraría en una pesadilla enfermiza. Sólo una pregunta es necesaria: ¿Quién putas es el Hombre de Negro?