#32 Falso

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KENDALL

Una suave melodía se reproducía en el computador mientras trabajaba con los proyectos de la empresa de mi padre. No se cuanto tiempo estuve así hasta que mi nana toco la puerta.

— Kendall — se asomo por la puerta — tienes visitas.

— ¿Yo? — pregunte confundido, ella asintió — ahora bajo.

— No hace falta que lo hagas — una melodiosa voz hablo detrás de la puerta, me quede congelado en mi lugar, era ella.

Lentamente me di la vuelta para encontrarme familiar cabello rubio, ojos azules y encantadora sonrisa.

Sam — dije incrédulo y lo siguiente que sentí fue unos brazos pequeños dándome un abrazo.

— Kendall no sabes cuanto te extrañe —.

Aun poco aturdido me solté del abrazo poco a poco. La mire de nuevo para asegurarme de no estar alucinando.

— ¿Estas bien? — preguntó preocupada.

— Si, solo que.... — no podía creerlo, ella estaba aquí.

— ¿No lo esperabas? — negué.

— ¿Por qué te fuiste? — pregunte después de un silencio.

Ella se fue hasta la cama y se sentó, me miro con culpa.

— Lo siento — agacho la cabeza — tu no merecias  que no me despidiera de ti, soy una mala amiga.

Solo quiero saber porque lo hiciste — le dije una vez que ambos nos encontrábamos sentados en la cama.

— Fui una cobarde — se culpo — tu no mereces a una amiga como yo.

— Samantha — se que se estaba desviando del tema.

— Se lo iba a confesar ¿sabes? — dijo con la mirada perdida — le iba a confesar lo que sentía por él, fui hasta su casa pero... — sus ojos me miraban con lágrimas retenidas.

— Si no quieres decrime...— ella negó.

— No kendall, solo que ha pesar del tiempo aun duele — suspiro — fui hasta su casa la cual solo estaban las del aseo, la chica me dejó pasar después que le insistí tanto, pero justo cuando iba a pasar la puerta, se escucharon pasos y risas.

— Estaba con otra — asintió — tu sabes muy bien como es él.

— En el corazón no se manda — murmuro — yo sabia como era su vida pero verlo con mis propios ojos dolió más de lo que pensé, me di cuenta que para el solo seria una amiga y nada más — continuó — a mi papá se le presento un mejor ascenso fuera del estado y no dude irme con ellos, necesitaba sacarlo de mi corazón.

— ¿Y lo lograste?.

— Aun estoy en proceso — sonrió con tristeza — estos dos años han servido de algo.

— Gracias por volver — la abrace.

— No vine para quedarme — hizo una mueca — venimos solo a ver a unos familiares.

— ¿No te piensas quedar? — negó.

— Me aceptaron en una Universidad de Londres — se encogió de hombros — es muy buena ha decir verdad.

— ¿Sabes qué siempre te voy a apoyar, cierto?.

— Jamás lo olvido.


(...)

Inexplicablemente me sentía bien la mañana siguiente, me levanté más temprano de lo usual, pude ducharme sin prisas, disfruté el desayuno que mi nana preparó para mi. Hoy no pasaría por Amber ya que se iría junto con James.

Baje un poco la velocidad del auto una vez que me encontraba cerca de la escuela, estacione el auto y sin más fui a mis clases.

Ubique a una cabellera castaña, parecía que estuviera batallando con algo dentro de su casillero.

— Hola — deje un beso en su cabello.

— No me toques — su voz fría me desconcertó, se dio la vuelta quedando frente a mi.

— ¿Estas bien? — intenté tomar su mano pero me dio un manotazo.

— ¿Es enserio? — una sonrisa amarga se deslizó sobre sus labios — todavía me preguntas como estoy cuando lo haz de saber perfectamente.

— No te estoy entendiendo Amber — frunci mi ceño — ¿qué es lo que esta pasando?.

— Te voy a refrescar la memoria — saco su móvil de la mochila, tecleo un par de cosas para después mi celular sonará — no quiero que me busques, lo nuestro se acabo.

Y sin más  se fue, dejandome desconcertado. Abrí el mensaje, tardó un poco en cargar ya que este era multimedia.

Sentí como mi corazón dejó de latir.

Mis ojos no aceptaban lo que veían.

¡¿Cómo llegó esto a sus manos?! pero la pregunta correcta era:
¿quién estaba tras esto? .

La ira se apoderó todo mi sistema, patee los casillero con furia. La campana sono anunciando la primera hora. Salí de ahí, necesitaba pensar, necesitaba aclarar todo esto.  Lo que las imágenes mostraban era falso, lo sabía porque nunca haría eso o al menos no recuerdo haberlo hecho. No con ella.

Salí deprisa de la escuela para subirme a mi auto, condujeron un rato hasta quedar en la entrada de un parque. Jale desesperadamente mi cabello, yo jamas le harria tal cosa a Amber.
Saque el móvil de mi jean, marque a la única persona que sabría aconsejarme.

— ¿Hola? — respondieron al segundo tono.

— Soy Kendall.

— ¡Kendall! — se escucharon un par de ruidos — ¿qué no deberías estar en la escuela?.

— Necesito hablar con alguien — suspire — ¿puedes venir?.

— ¿Dónde estas?.




(...)


— Vaya...— Sam me miro incrédula.

No habían pasado ni media hora cuando Sam llego asta la dirección que le había dicho. Le relate el encuentro con Amber, las fotos y mi ruptura. Si a eso se le puede llamar ruptura.

— No se que hacer — la mire desesperado — yo no recuerdo haber hecho esto.

— Se que tu no serias capaz — dijo — pero de aquella zorra no puedo decir lo contrario — apretó los dientes — sabes muy bien que ella se ha obsesionado contigo, tal vez manipulo las fotos.

— Lo se, lo se — dije — es solo que.... — un recuerdo golpeó mi mente — esa loca — masculle con rabia.

— ¿Qué pasa?.

— Hace meses ella fue a mi casa — recordé — yo me estaba alistando para mi cita con Amber cuando ella apareció, bebí el te que me había dado mi nana y de ahí no recuerdo nada, salvo que en la mañana ella estaba como toda una psicópata viéndome dormir.

— No hay más dudas Kendall — Sam me miro — ella te drogo....pero Kimberly no  pudo haber hecho todo eso sola.

— ¿Crees que allá alguien más?.

— Tal vez.

Misión || Kendall Schmidt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora