KENDALL
Estaba frente a la puerta de la gran casa de los Maslow, estacione mi auto frente ha esta ya que tuve tal atrevimiento de mi parte.
Toque el timbre y por este se escuchó el típico sonidito que resonaba por toda la "casa", una señora de no más de 50 años me abrió.— ¿Le puedo ayudar en algo, joven?
— Si — respondí — ¿se encuentra Amber Maslow?
— Oh tu eres él compañero — me dijo — vamos pasa, anda.
Me adentre a una muy -grande- casa que si no me equivocó parece una mini mansión, explore la casa con la mirada y no evite compararla con mi casa. Ambas eran grandes con muebles carimos por lo que podía observar pero también tenían una gran diferencia, la casa de los Maslow se sentía acogedora digna de llamarla hogar mientras la mía -o de mi padre- solo llevaba el nombre de 'casa'.
— Sigueme — la voz de la señora me saco de mis pensamientos, la seguí por unas amplias escaleras donde nos detuvimos frente a una puerta de color blanco con un "A" pegada en esta, toco la puerta.
— Adelante — se escucho.
La señora -la cual todavía no se como se llama- asomo su cabeza —: Ya llego el joven, mi niña.
— Haz lo pasar nana — lo cual la 'nana' me hizo un gesto indicándolo — Hola Kendall — me saludo desde donde se encontraba, en su cama la cual estaba cubierta de varios libros y su laptop.
—Hola.
Escanee su habitación y vaya que me sorprendió ya que pensé que seria la típica habitación de niña rica con un rosa chillón y póster de su artista favorito o algo así. En cambio esta tenia un color lila con detalles blancos, muebles color blanco que combinaban a la perfección y en la paredes había frases dignas de recordar.
— Vaya que lindo cuarto.
— Gracias — sonrió — ponte cómodo.
Camine asta la sofá que estaba a lado de la ventana, tal parece que también le gustaba leer eso me quedo claro cuando la vi en la biblioteca.
— Entonces dime Kendall ¿qué te gusta hacer en tus tiempos libres?
— Nada.
— ¿Nada? — fruncio su entrecejo — ¿leer? ¿jugar videojuegos? ¿escuchar música? ¿algún deporte? — negué.
— No hago nada porque no tengo tiempos libres — dije a lo que ella fruncio más.
— ¿No?
— No.
— Vaya — dijo — eres la primera persona que me dice eso — me miro — a James le gusta practicar deporte en el club, pensé que a todos los hombres les gustaba el deporte.
— Ya ves que no — me encogi de hombres — dime Amber ¿qué haces tú? aparte de ir a la biblioteca a leer a niños.
— Amo escuchar música, si tengo un buen libro para leer lo hago y como sabrás también voy a la biblioteca unos días — dijo con una sonrisa — me gusta todo lo que hago ¿sabes? de eso se trata la vida, de hacer lo que nos gusta pero sin afectar a segundos.
Me quede pensando en sus palabras "hacer lo que nos gusta" cuanta razón tenia "sin afectar a segundos.."
— ¿Eres feliz? — solté de golpe a lo que ella me vio confusa — ¿eres feliz con lo que haces?.
— Si no lo hiciera ¿no crees que no lo haría? — esbozo una sonrisa — la felicidad se encuentra en todo aquello que nos gusta.
— ¿De que autor es aquella frase? — señale las lineas que se encontraban en una de las paredes.
—"No todas las sonrisas son de felicidad ni todas las lágrimas de dolor..." — dijo — no le pertenece a ninguno — la mire confundido — es mía.
— ¿Tuya? — asintió — no pensé que te gustara la poesía.
— No me gusta tanto — dijo — solo me atrae los acertijos que hay entre líneas.
Seguimos hablando de todo y a la vez nada, me gustaba el punto de vista que tenia de la vida o de algún tema en especifico. Amber estaba llena de sorpresas de eso no había duda, no era una chica cualquiera de eso me di cuenta, ahora recordaba lo que Dustin me dijo aquel día en el salón: "no juzgues a un libro por su portada".
(...)
Hace mas de dos horas que tecleaba en la computadora sobre alguno de los informes de la empresa de mi padre, no era mentira cuando le dije a Amber
que no tenia tiempos libres y si los tenia iba a visitar a mi madre. Mi celular vibro anunciando un nuevo mensaje.Josh: Hay una fiesta buena en una casa de un estudiante ¿te animas?
Kendall: Estoy ocupado.
Josh: Sin estas haciendo algo de la empresa de tu padre mandalo a la mierda que no lo merece. Paso por ti en 20.
Suspire frustrado, Josh era un gran amigo nos conocimos en preescolar y desde entonces somos amigos. Su padre trabajaba con el mio y él más que nadie sabe cual es mi realidad. Apague el computador y me di una ducha rápida tal vez una fiesta y algunos tragos me distraería de tanto estrés.
Acabe justo cuando llego otro mensaje a mi celular donde Josh me aviso que ya estaba abajo.— ¿Sabes qué tengo auto, no? — dije una vez que me subí al asiento del copiloto.
— Hola Kendall ¿cómo estas?, yo estoy muy bien gracias — dijo con sarcasmo — ya lo sabia pero nos vamos en mi auto para asegurarme que no te iras apenas podemos la casa.
— No puedo creer que me conozcan tan bien — bufé — espero que la fiesta valga la pena.
— Por supuesto que lo hará — puso andar el auto — ese chico hace buenas fiestas, eh ido a algunas.
No hablamos mucho en el camino por lo que empecé a revisar las transferencias de la empresa en mi celular, aveces me daban ganas de mandar todo al cárabo pero una parte de mi me lo impide. Me reprimió por ser tan idiota al tener la esperanza que algún día mi padre reconozca mi trabajo tal y como lo hace con Kenneth y Kevin. Pero se que no lo hará ya que me culpa d que mi madre nos allá abandonado.
— Llegamos — la voz de Josh me trajo a la realidad.
Nos bajamos del auto y solo entonces me di cuenta de donde me encontraba. La musica sonaba a todo volumen y por las grandes ventanas se podían ver la siluetas de persona bailando.
— Vamos — dijo Josh, nos adentramos a la casa que estaba reventar de adolescentes ebrios y con las hormonas a flor de piel, ya que unos se besaban como si se fueran a comer. — Hay que ir por unos tragos, vamos a la barra.
Llegamos a una barra donde estaba un chico preparando de todo tipo de bebidas, vaya que sabían ser anfitriones. Josh vio a una chica buena y fue tras ella por lo que me dejó solo, vi pasar a una cabellera castaña muy familiar por lo que la seguí con la vista pero pronto la perdí por toda la multitud.
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Misión || Kendall Schmidt
Fanfic"Después de la tormenta viene el arco iris" Mi abuelito siempre me decía que todos tenemos una MISIÓN en esta vida y por ende se traza nuestro destino. Cuando el murió me prometí encontrar mi misión para poder seguir mi destino, esperó que la mía se...