Nota: de aquí en adelante todos los capítulos serán narrados por omnisciente. Aprovecho para decir que la novela entra en recta final a partir de ahora.
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La castaña veía con recelo a la persona frente a ella. Sin embargo el chico tenía una gran sonrisa, llevaba una bandeja llena de comida y una pequeña bolsa.
— Te he traído ropa para que te cambies, de seguro que no has de estar muy cómoda con ese vestido — hizo mueca — también he traído un poco de comida, necesitas estar bien para mañana.
— ¿Para mañana? — asintió.
— Si cariño — esbozo una sonrisa — mañana nos vamos de aquí para empezar una vida.
Camino hasta donde estaba Amber, dejo la bandeja a lado y le tendió la bolsa.
— Aquí esta la ropa, allá esta el baño — señalo la puerta color blanco opaco.
Acto seguido empezó a quitar los amarres de la castaña. Amber se puso de pie con algo de dificultad ya que sus músculos estaban en túmidos. Era tentador escapar ahora que no estaba amarrada.
— Ni se te ocurra escapar — dijo el chico, adivinando los pensamientos de Amber — no querrás saber las consecuencias.
Resignada tomo la bolsa y se dirigió al baño, rogando que esto fuera solo una pesadilla.
(...)
La gran cada era un caos total.
Policías de ahí para aya, la madre de Amber con los nervios de pinta mientras su marido tratando de tranquilizarla un poco, ya que el estaba igual o peor de angustiado por la desaparición de su hija.
Las ojeras evidentes en el rubio, su cabello embarañdo y la ropa desordenada. Traía aun puesto su traje de novio. James sin embargo solo estaba en una esquina contemplando la escena, sabia que si no mantenía la calma podría irse todo a un caos total, aun más de lo que ya estaba. Tenia que mantenerse fuerte, al menos para su familia u especialmente para su madre que en cualquier momento podría entrar en crisis nerviosa.
El timbre fue tocado, todos posaron su atención a la situación, inclusive se podía decir que hasta dejaron de respirar.
Por la puerta principal entro una despampanante pelirroja con un vestido digno de ella, con una falsa preocupación fue directo a lanzarse sobre Kendall.
— ¡Oh cariño! — lo abrazo — me he enterado... — hizo una mueca de preocupación — vengo a darte mi apoyo.
No paso desapercibido el desagrado de los presentes ante la chica, se repitió mentalmente mantener la calma.
— No es necesario Kimberly — sujeto los brazos de la chica y los alejo — si me haces el favor de retirarte.
— Pero si yo he venido a brindar mi apoyo — hizo un ridículo puchero.
— Ya tenemos el suficiente.
— Pero....
— Señorita es mejor que se retire — hablo con voz demandante Mike, padre de Amber — si me permite.
Señalo la puerta con amabilidad, sin embargo no era el caso. La pelirroja lo taladro con la mirada para después salir hecha una fiera.
— Pronto seras mio Kendall... — murmuro con una sonrisa. Para después subirse en su auto y salir de ahí.
(...)
Las cuerdas fueron de nuevo a sus extremidades cuando acabo de comer. Ahora estaba igual que antes, amarrada en aquella cama con la esperanza de salir de ahí, volver a los brazos de su familia pero sobre todo de volver a verlo a él.
La puerta fue abierta, por ella entro el chico con una pequeña maleta y una gran sonrisa.
— Ya empaque lo necesario — miro a la chica — no te preocupes por la ropa, ya que una vez que estemos en nuestro destino te compare toda la ropa que quieras.
— ¿Por qué haces esto?.
— Porque te amo — se encogió de hombros.
— Tu no eres así .....
— Ya he comprado los boletos de avión — se los enseño a la chica — ahora te llamas Alicia García.
— Detente ....— intento razonar — si nos atrapan podrías ir a la cárcel.
— No te preocupes por mi amor — esbozo una sonrisa.
La chica negó levemente, sabia que integrar razonar con el seria perdida de tiempo. Aun se cuestionaba del porque nunca se dio cuenta, recordó todo el comportamiento que mostró. Todo había sido un engaño.
— Ya es hora — deshizo los amarres — nuestro vuelo sale en hora y media — miro el reloj de su muñeca — tenemos tiempo.
Abrió un cajón de la cómoda y saco una peluca y unos lentes oscuros.
— Pontelos — hablo serio — de una vez te advierto Amber — su semblante había cambiado radicalmente — no trates de escapar porque no creo que quieras que algo le pase a tu familia o a Kendall ¿verdad? — la castaña negó de inmediato.
El chico sonrió complacido. Amber se puso la peluca rubia y los lentes.
Tomo la mano de la castaña y con la otra tomo la maleta. Empezaron a salir de aquella habitación y caminaron hasta llegar al auto del chico. Miro al rededor y se dio cuenta que estaban en la cada de él.
El camino hacia el aeropuerto fue silencioso. Una vez en el lugar fueron hacer los papeleos correspondientes, media hora después ambos estaban en la sala de espera, tan solo faltaba vente minutos para que pudieran abordar el avión.
Las esperanzas de Amber poco a poco iban desapareciendo, hasta que lo escucho.
— ¡Amber! — la nombrada enseguida busco con la mirada al dueño de aquella voz.
Cuando lo vio no evito derramar unas cuantas lágrimas. Él estaba ahí.
El comandante maldijo en voz baja la imprudencia del chico, sabia que fue mala idea haberlo traído pero sin embargo podía ver la desesperación que emanaba su cuerpo.
— ¿Conocen al chico que esta a lado de ella? — pregunto cuando vio al secuestrador dirigirles una mirada.
Con una señal a sus hombres, estos hicieron que la sala se evacuara.
Las miradas incrédulas de Kendall y James no daban crédito a lo que veían. ¿El era el secuestrador?, esto debía ser una broma, demasiado pésima a decir verdad.
— Es.... — trago con dificultad Kendall — el es Carlos.
El comandante asintió, era hora de hacer un trato con el. En un rápido movimiento Carlos tenia a Amber sujetada del cuello.
— ¡Vayanse! — grito — ¡dejen que nos vayamos y no le haré daño!.
El pánico era evidente en su rostro, estaba acorralado y no tenía escapatoria. Amber derramaba lágrimas silenciosas.
— Carlos no hagas esto mas complicado — susurro Amber.
— Tu eres mía — murmuro con rabia — nadie impedirá que lo seas, antes muerto.
Y paso lo que nadie esperaba.
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Misión || Kendall Schmidt
Фанфик"Después de la tormenta viene el arco iris" Mi abuelito siempre me decía que todos tenemos una MISIÓN en esta vida y por ende se traza nuestro destino. Cuando el murió me prometí encontrar mi misión para poder seguir mi destino, esperó que la mía se...