#42 Inocente

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KENDALL

Entre rápido al edificio, decir que venía empapado no estaba tan lejos de la realidad. Sólo a mi se me ocurría salir sin llevar paraguas, no se como no le hice caso a Sam cuando me ofrecio el paraguas y me dijo que el día estaba nublado cuando salí del apartamento.

Me regañe mentalmente por ser tan idiota.

Presione el botón del elevador, no tardó ni cinco minutos cuando la caja metálica ya se estaba abriendo frente a mi, una vez adentro presione el botón con el número 12, el del piso que compartía con Sam.

— ¡Ya llegue! — anuncié una vez que me encontraba bajo la calidad que proporcionaba la calefacción del apartamento.

— Ve a ducharte, de seguro vienes empapado, no queremos que atrapes un resfiado — me dijo sin despegar la vista de lo que fuese que estuviera preparando en la cocina.

— Bruja  — bromee.

Apuesto que rodillos ojos.

— Muéve tu inexistente culo Schmidt — me reprochó — que si no te apuras yo me voy a tomar todo el chocolate caliente.

— Deja mi hermoso culo — la mire acusatoriamente — ahora vuelvo, ¡no te acabes el chocalate!.

Apresure mi paso para llegar al cuarto que había estado ocupando desde que llegue. Tomé una cambia de ropa y fui hasta el baño.
Era un beneficio que los tres ciertos del apartamento tuvieran baño propio.

Media hora después nos encontrbamos Sam y yo en el sofá viendo una película con una taza de chocolate caliento entre las manos.

La película estaba en la mejor parte cuando se fue la luz.

— ¡¿Es enserio?! — dijo frustrada Sam — ¿Dios, por qué odias a Kendall? — pregunto dramáticamente — ¿qué no te bastó con no haberle dotado un buen culo y ahora también me arrastras a mi en su desgracia?.

— ¿No has pensado en Hollywood?.

— No, Hollywood no esta preparado para mi, no aún.... — podía ver su cara triunfante.

— Como digas — rode los ojos.

— Amargado — refunfuño desde su lugar.

Un silencio se instaló entre nosotros, era de aquellos silencio a donde dejabas que tu mente viajará hasta donde quisera, un silencio no incómodo.

— Falta una semana para salir de vacaciones, ¿qué aras cuando salgamos?.

— Ir a casa supongo — le dije — visitar a mi abuelo y pasar tiempo con Kevin, Kenneth y papá.

— No sabes cuánta felicidad me da que te lleves bien con tu padre.

— A mi también.

— Pero te falta ella ¿ciertó?.

— Quizá.

— ¿Por qué ya no seguiste luchando por ella?.

— Tal vez nuestro destino fue sólo habernos conocido.

— Uno mismo contruye su destino, cada quien elije su camino...

— Ella no me quiere cerca — negué — me lo dejó claro, créeme.

— Siempre puede cambiar de opinión.

— ¿Podemos dejar de hablar del tema?.

— Esta bien — bufo — Pero algún día hablaremos de esto.

Sabía que no se daría por vencida.

(...)

Me levanté debido a la incomodidad y el dolor en mi espalda. Con pereza me frote los ojos, la luz se filtraba por las cortinas de la ventana.

Sam estaba en posición de feto en el sofá que estaba a lado del mío. Nos había quedados dormidos en los sofás. Mi cuerpo ahora sufría la factura, el cuello me dolía un poco y la espalda ni se diga.

Revice la hora en mi celular que se encontraba en la mesa de centro, en la pantalla se veía las llamadas perdidas y tres mensajes.

Kevin.

Eran tres llamadas de Kevin y los mensajes también. Abrí la aplicación, uno era multimedia con un vídeo adjunto y el resto era normal.

— Hay mi cuerpesito — empezó a balbucear quejas Sam.

Empezó a hacer movimientos raros para después sentarse como ondio en el sofá.

— Nos quedamos dormidos en el sofa — hize una mueca.

— ¿Ya regresó la luz? — me encogi de hombros.

Se levantó con pereza y fue hasta donde a encontraba los interrptores de los ventiladores. La sala de estar se empezó a refrescar.

— Así esta mucho mejor.

Se dejo caer a lado mio.

— ¿Qué vez? — señaló el celular y el vídeo que ya se había cargado.

— Me lo ha enviado Kevin.

— ¿Y qué esperas para verlo?.

— Mandona... — murmure para después reproducir el vídeo.

La grabación mostró mi habitación, salí yo del baño con la toalla enrollada, fui hasta el armario y saqué una cambia de ropa.

El video se cortó y después mostró donde yo me estaba arreglando la camisa frente al espejo, la puerta se abrió, una pelirroja entró.

Era Kimberly.

En el vídeo se ve cuando ambos estamos discutiendo, yo señaló la puerta y ella hace caso omiso. Yo sin embargo estoy por tomar mi campera cuando ella toma su bolso y se abalanza sobre mi. Me puso un pañuelo en la nariz y me desvanesco en el suelo.

Me dejo tirado en el suelo, fue hasta la puerta y por ella entró un chico, su rostro tapado por la capucha de la sudadera que llevaba. El sujeto me carga para después arrojarme sobre la cama. Hecho eso, se fue de la habitación.

Se ve claramente como Kimberly empieza a desvestirme....

Ahí acaba el vídeo.

Kevin: Feliz Cumpleaños atrasado...

Kevin: ahora todo esta en tus manos...espero hagas algo al respecto.

La sala se quedo en silencio. Mi mente estaba en shock, procesando todo lo que había visto.

— Mierda... — silbo Sam — sabía que esa perra estaba detrás de todo.

Yo seguía en shock.

— ¡Ya está! — dijo con entusiasmo — tienes las pruebas que eres inocente.

— Yo-o no se que hacer — me rasque la nuca confundida.

— ¡¿Pero qué dices?! — Yo que tu empaco mis cosas ahora mismo, compro el boleto que salga enseguida a Wichita y recuperó al amor de mi vida.

— No es tan fácil Sam...

— ¿Por qué no? — se agarró el puente de su nariz, exasperada.

— El tiempo no pasa de envalde.

— Respondeme una cosa Kendall — pauso — ¿aún la sigues queriendo? .

— No — respondí seguro — Yo no la quiero, yo  la amo.

Misión || Kendall Schmidt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora