Mi historia de Eldarya (en Edición)

Episodio 10: Valkyon

Valkyon entra de la mano con Gardienne al albergue para después encontrarse con Ewlein y la decana Haglaé.

— ¡ Ewlein! ¡mira a quien me encontré afuera! —exclama alegremente la chica alzando el brazo de su jefe.

— ¡gracias a el oráculo que estás bien Valk! —le dice dejando escapar un suspiro de alivio la elfo.

— ¡que bueno que tu jefe se encuentre  bien! —comenta la anciana.

— ¡ sii!! —responde animada la chica.

— ¡por fin algo menos de que preocuparnos! —agrega Ewlein.

— y ¿encontraron más armas? —pregunta la faelinne.

— solo hemos revisado la parte de arriba donde conseguimos la espada de aquel minotauro, íbamos a empezar a revisar aquí abajo —responde Haglaé.

— ¡por cierto Valk! ¡Quien diría que un día te vería en una misión que no te corresponde! —comenta la elfo con un leve tono sugestivo.

— siempre hay una primera vez para todo —le dice sereno el chico.

— ¡ Wow! ¡No puedo creer lo que escucho!—expresa asombrada la faery.

El chico por su parte sólo la mira en silencio.

— ......

— ¡lo que pueden hacer los encantos de una chica! —agrega la gnomo.

Al escucharla el lider de la obsidiana se pone colorado y la faelinne se voltea también avergonzada, las dos mujeres miran sonrientes a la pareja avergonzada.

— ¡ch..chicas!  Creo que se están haciendo ideas equivocadas! —comenta la muchacha.

— ¿equivocadas? ¿porque lo dices Gardienne? —le dice Ewlein.

— porque Valkyon solo hizo esto al sentirse en deuda conmigo por haberlo ayudado en la cueva —explica la faelinne mientras su jefe sólo desvía la mirada.

— mmmm ¡a mi no me lo parece! —agrega sonriente la elfo.

— ¡pues así es! —le dice con convicción la faelinne.

— ¡está bien! No insistiré — finaliza Ewlein para comenzar a avanzar  hacia la parte detrás de el vestíbulo.

— ¡nosotras vamos a seguir buscando algo que nos pueda servir como arma! —repone la decana y se va detrás de la elfo.

La joven al quedarse a solas con el ojimiel decide hablarle.

— ¡no se que le pasa a Ewlein....esta muy elocuente —comenta con una sonrisa nerviosa.

— ¡si!.... —le dice el chico inexpresivo.

— y dime ¿como te encuentras? Te veo muy golpeado ¿no ye duelen tus heridas? —pregunta ella mientras le señala un moretón que se deja ver en uno de los brazos de el faery.

— ¡estoy bien! No son la gran cosa —responde con una leve sonrisa.

En seguida el chico se acerca a ella y pone una se sus manos en la mejilla de su compañera.