Capítulo 11. Válido...

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La melodía no era de su celular, aquella música provenía del que Corman me había entregado apenas en mi primer día en la empresa y el cual llevaba conmigo casi la mayoría del tiempo. La indicación había sido clara apenas había atendido, ordenes que habían sido directamente dicha por ella, fue fácil saberlo por su voz, ni siquiera me dejó hablar y por lo que volvía a vestirme de traje.

Para cuando llegue al lugar que me había dicho eran aproximadamente las doce con veinte, al no verle por los alrededores supuse que algo iba mal, rápidamente tomé el celular y la llame.

– señorita...

– estoy más al sur, sentada en una banca, a una dos o cuatro manzanas de donde te he dicho –responde sin darme mucho tiempo a decir algo, como en la ocasión anterior. Estoy por subirme al coche que me ha pasado a buscar y el que le pertenece– ven caminando.

– señorita Alise, no creo que sea muy conveniente a estas horas.

– no pasara nada, solo ven.

Cierro la puerta sintiendo la brisa del mar en mi rostro. Estoy a solo un par de metros de donde está el océano, al otro costado de la calle hay hoteles de lujos y discotecas. Casi nadie transcurre por la acera, la gran mayoría a de estar divirtiéndose bajo luces artificiales con la música a fondo.

– está bien.

No es que me moleste ni nada parecido, es solo que no hay que confiar solo porque todo este muy tranquilo a las afueras donde hay puntos en que la oscuridad está demasiado presente. De todos modos cierro el coche con seguro para comenzar a encaminar en la dirección que me ha indicado encontrándola más lejos de lo que me dijo.

– pensé que te tomaría más tiempo llegar –dice sin más al solo estar un par de pasos de donde esta ella tranquilamente sentada– lamento las molestias, Jozef se tomó la noche libre y Corman a de estar festejando que mi prima le haya dicho que si –agrega.

Así que lo ha logrado, pienso dejándome como nota mental a mi mismo que debo de felicitarle mañana o mejor dicho en un par de horas.

Muevo mi cabeza en modo de aprobación al tiempo que la observó, su cabello se sacude un poco por el viento. Un vestido, zapatos y un bolso, todo en negro la hacen lucir sombría y a la vez elegante.

– ¿sucede algo? Vuelves a estar sumido en silencio.

– no es nada –observo el mar– problemas personales.

Ahora es ella la que asiente con la cabeza.

– ¿Qué te parece si caminamos por la orilla del mar? Yo también estoy teniendo problemas conmigo misma, así despejamos nuestras mentes –propone colocándose de pies y de lo que no espera una respuesta de mi parte.

Se puso descalza y casi corrió hasta la orillas, la sigo con su bolso en mano y sus zapatos en la otra. Una sonrisa surge de sus labios apenas toca el agua con la punta de los dedos del pie, la logro ver por la poca luz de los faroles que nos alcanza.

"...está mal, porque es una mujer y ella no se merece eso, tampoco es como si pudieras obligarte a amar alguien, eso va más allá y la atracción física es momentánea, dura hasta que conozca por completo a la otra persona, eso no sustenta una relación y lo sabes. Mi recomendación es que no obligues nada, sino quieres que ni tu ni ella salgan heridos. Haz lo que creas conveniente por ambos, no solo por ti o tu futuro."

Me centro en su espalda casi desnuda, al ya no oír las palabras de Desqui de fondo en mi cabeza.

Estoy confundido y el no ha logrado más que empeorarlo, en algún sentido, debido que en mi interior solo hay contradicciones.

Ella es mi Jefa. SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora