Capítulo 28. Tú y Yo.

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- dame este día -le pido atrayendo su cuerpo más al mío.

Al no obtener respuesta solo lo  aparto unos centímetros, así sus ojos azules se encuentren con los míos.

- Nada de trabajo, solos tú y yo, por hoy.

Lo piensa en silencio por unos segundos y luego apoya su mano en el vidrio.

- ves al tipo del periódico -apuntó a lo que lo veo claramente desde una mesa que está a las afueras de una cafetería- y al otro que habla con una mujer -seguí su dirección sin mover mis brazos de su cintura- son periodistas.

No puedo evitar sorprenderme.

- Jozef, mi chofer. Me informo de ellos antes de que despertaras. De seguro la noticia del noviazgo se dio a conocer -agrega ya más tranquila y mirando a los dos hombres que me indico- ¿se te ocurre una forma de que los evitemos?...aunque...

Vi como una sonrisa se formaba al tiempo que deshacía mi agarre para ir hasta un ropero que había a un costado. Se quita el vestido para colocarse unos simples jeans negros, una blusa blanca y luego una chaqueta de mezclilla, se voltea hacia mi solo para arrojarme una bolsa de papel.

- confieso que fui yo quien te regalo toda la ropa el primer día de trabajo -dice sin más dejándome sin palabras- y cuando envié todo se me olvido aquello.

A dentro de la bolsa de papel había unos simples jeans, una camiseta azul de mangas cortas, con una chaqueta de cuero y las botas que ese mismo día Liz, me obligó utilizar.

- no -agrega para luego volver a sonreír- la verdad es que las deje aquí, en caso de que la situación lo pidiera.

No puedo evitar acercarme hasta ella, tomarla por la espalda baja para adueñarme de sus labios, me separo solo para verle sostener su labio inferior con sus dientes.

- tranquilo bombón, tenemos todo el día para besarnos.

No puedo evitar contagiarme de su risa. Me apresura a tomar una ducha y a cambiarme de ropa, mientras que ella va a hablar con Jozef, al cual conozco una vez que estoy en el garaje y ella ya está lista para un plan que auténticamente desconozco, o mejor dicho lo hago, hasta que veo como le quita la manta a una motocicleta deportiva Yamaha YZF-R3 midnight black. Se gira hacia mí mostrando una hermosa sonrisa.

- yo conduzco -informa, alzando las llaves.

- claro, muñeca -respondo sin evitar sonreír.

Me encantaba esa parte tan natural de ella.

Escucho al pobre hombre que también trabaja para ella dejar escapar un suspiro, acercándose hasta una barra con botones que hay a un costado de la puerta. Miro de reojo mi coche que está estacionado allí mientras me subo a la motocicleta en la cual Alise ya está sentada, encendiéndola de inmediato. Me pasa un casco negro a lo que ella se coloca uno que cubre por completo su rostro.

- hagas lo hagas no te sueltes -advierte por encima del sonido de la motocicleta- y sigue mis movimientos en cada curva.

- ¿Cuál es su plan? Señorita Burrell -interrogó acercándome a su oído.

- cumplir tu deseo -responde simplemente- hoy somos solos tú y yo.

No puedo evitar sonreír como un idiota de nuevo. Se coloca unos guantes rápidamente para luego darle una señal a su chofer quien ya ha presionado el botón para que la puerta del estacionamiento se habrá. Acelera y rápidamente salimos de allí, es ahí cuando me percato del tercer periodista y el cual se encontraba dentro de un coche que rápidamente nos sigue. No hace falta informárselo, acelera más cuando ya tiene evitadas las curvas, dejando atrás el coche una vez que ya ha salido por la autopista.

Ella es mi Jefa. SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora