Parte 9. Un nuevo comienzo...

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Sentí sus brazos envolverme y sin ya no poder evitarlo correspondí el gesto dejando de oír su llanto, se había calmado un poco.

- ¿me amas?

Pregunta sin moverse y ocultando su rostro. Me he dado cuenta de que aparenta estar segura de sí misma por fuera, pero por dentro es todo lo opuesto, se cuestiona todo especialmente cuando se trata de sí misma.

- te amo...y tanto que me desconcierta.

- entonces ¿Por qué? -cuestiona apartando su rostro y mirándome director al rostro- ¿Cuál es la diferencia ahora de antes?

- tengo miedo de que lo que digan los demás sea cierto, de que puedo hacerte daño, de que solo tengas piedad de mí, porque soy un pobre diablo que no tiene nada y que gracias a ti ahora logro mantenerme.

- sabes que no es así -responde mientras una lagrima cae por su mejilla y desviando sus ojos de mi por un segundo, se relame los labios- ¿es que nunca fuiste consciente de lo que sería capaz por ti? Me salvaste de la oscuridad que había a mi alrededor, llenaste de color todo lo que me envolvía. Me enseñaste a seguir mis propios ideales...por ti volví a reír de verdad...y a querer lo mismo para ti -se seca la lagrima con molestia- se que cometimos errores en un comienzo, pero no quiero cambiar nada de aquello. Me encantaba las veces que entraste a mi oficina con una simple sonrisa y me contabas hechos de tu vida, como te brillaban los ojos cuando me escuchabas hablar sin parar...las veces que besaste mis manos con cariño o como en las noches me observas cuando creías que estaba dormida.

No sé qué decir.

Entrelaza su mano con la mía para luego besar mis nudillos heridos.

- por ti dejaría todo.

Sin poder resistirme la bese tomándola de la nuca y sorprendiéndola a lo que ella luego se aparto algo confundida.

- tu... -susurra aturdida y posando su mano en mi mejilla- ¿estás llorando?

- se me metió algo al ojo -comento robándole una sonrisa al mismo tiempo que la abrazo, ocultándome entre sus cabellos- no se lo digas a nadie.

Vuelve a reír, el sonido invade el lugar.

- ¡es algo de lo que me tengo que sentir orgullosa! ¡Claro que lo comentare! -dice en una mescla de entre risa y llanto- ¿no me dejaras?

- no dudaríamos lejos del uno con el otro por mucho tiempo, con suerte soporto los días en que vas a París.

- ¡tú! -exclama ahora molesta y golpeándome la espalda con sus manos- si no hubieras desconfiado de mí y me contaras de tus miedos ¡esto se habría evitado! ¡Me has hecho llorar! -ahora habla con indignación, pero que rápido cambia de emociones- ¿algo más que me estés ocultando?

Me aparto un poco para dejar caer mi frente sobre la de ella.

- ¿quieres vivir conmigo?

Pregunto un tanto inseguro y logrando sorprenderla a lo que ella guarda silencio por unos segundos, pensando su respuesta o queriendo fastidiarme con aquello.

- vámonos a Paris.

Ahora el que se queda desconcertado soy yo, mientras una sonrisa vuelve a estar entre sus labios.

- vámonos. Comencemos desde cero, lejos de aquí. Lejos de las opiniones de los demás, de sus criticas. Quiero gritarle al mundo de que te amo sin importarme sus opiniones -posa sus manos sobre mi mandíbula.



- viajó desde Francia, la noche anterior. Llegó aquí a eso de las nueve de la mañana -informa Danny, el cual había regresado luego de dos horas- si, lo sabía desde un comienzo y por eso me marché extremadamente temprano -confiesa- la verdad es que no quería oírlos discutir y por Aly, ella me pidió que me marchara y que les dejara su espacio.

Asiento mirando la puerta de mi habitación donde ella descansa, durmiendo sobre mi cama con una de mis camisetas y calentándose por los rayos del sol que entran por la ventana.

- ¿sabes sobre lo de su propuesta?

Una sonrisa se dibuja en su rostro mientras mueve su cabeza en un asentimiento.

- me conto que quería proponértelo desde hace un par de semanas, pero no sabía cómo hacerlo -dice casi en un susurro observando hacia la misma dirección que yo- yo la apoyo. Siempre he pensado que esta ciudad no es lo suficiente buena para vivir, transmite esa necesidad de recordar cosas del pasado y en especial los malos momentos, aquello es casi como un tormento, por eso gran parte de las personas se marcha o vuelve a sus regiones -sus ojos se posan sobre los míos- hazlo, aquí no encontraras suficiente paz sabiendo que en las mismas calles camina tu hermano. Eso no ayuda para nada el que no dejes de sentir rencor hacia él o a las personas que te hicieron daño. Piensa en lo que te hace bien y feliz.

- ¿y tú que harás?

- ¿yo? -cuestiona- por ahora me quedare para ayudar a mi padre y luego ya veré.

- ¿y los demás?

- Erick tiene a Jane, ella a él. Catia, está comenzando a salir con uno de tus antiguos compañeros de trabajo, estará bien.

- ¿con quién? -pregunto curioso y extrañado de que no me lo haya contado.

- Alexander ¿acaso no lo sabías? -habla entretenido de seguro por mi reacción- ¡cielos! comienzo a sentirme como una vieja chismosa...el caso es que si le pides ayuda, se que ella está dispuesta a ayudarte con el papeleo.

Asiento colocándome de pies.

- pero soluciona algo de tus diferencias con tu hermano, porque luego puede ser tarde o comenzara a ser una gran roca sobre tus hombros -agrega- y eso si que es molesto.

No digo nada más para encaminarme hasta mi cuarto donde apenas abro la puerta logró ver su figura. Su expresión relajada, sus cabellos cafés sobre mi almohada, las pequeñas motas de polvo esparcidas en el aire, los rayos de sol atravesando la cortina, la calidez.

Con la punta de mis dedos acaricie una de las líneas que se destaca cuando una expresión en su rostro surge.

Si me dejaba de amar, mas adelante...la volvería a enamorar.

Si de noche el mundo quiere atormentarla...la defenderé y ayudare.

Si ella me alejaba de su vida en un tiempo después...le daría su espacio, pero no me alejare.

Volví a enamorarme a mis veintisiete años...justo cuando creí que sería imposible. La tercera y última vez.

- Alise Burrell, tienes mi corazón y mi vida.

Ella es mi Jefa. SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora