Alise.*
Me llevo una mano a la boca cuando soy consciente de que estoy al borde de derrumbarme, y de que posiblemente el llegue a percatarse de que duele, se siente como si estuviera a punto de perder la capacidad de respirar, como si hubiese una piedra sobre mi pecho.
Acarició con uno de mis dedos sus cabellos castaños, su rostro durmiendo logra tranquilizarme. Sé que me arrepentiré, pero no quiero verle sufrir más ni mucho menos que tenga que involucrarse con personas que me conocen, no quiero que mi egoísmo lo sofoque. Vuelvo a contener el aliento cuando mi vista se nubla por las lágrimas y apartó mi mano cuando mi pulso se vuelve un desastre. Rápidamente me coloco de pies, terminando de vestirme. Salgo de su habitación para después buscar la salida, antes de que me retracte y retroceda todos los pasos que van aumentando una vez que voy camino al ascensor.
A la mañana siguiente, el cumple su promesa y ya no intercambiamos palabras y miradas a menos que sea necesario, ya no aparece en mi oficina en la hora del almuerzo ni en las de descanso. Me encuentro a mi misma mirando la puerta de mi despacho, esperando y pensando en él.
No fue su pasado, no fue la diferencia de estatus, no fue ninguna de esas razones más que mi propia cobardía, mi necesidad de aparentar ser la hija y hermana correcta, y claro que Ben Mathews, tenía razón en decir que ellas eran indiferentes a mi bienestar, ambas eran más egoístas que yo.
Deje caer mi espalda en el respaldo de la silla y desvié mi mirada hacia otro lugar.
Por otro lado estaba la amenaza de Lucas Jansson, esa que una mañana llegó como si nada en un sobre de papel, donde me advertía de su regreso a la ciudad y que tenía algo importante que decirme...
- veo que no te agrada para nada, volver a verme -comenta tomando la carta del restaurante.
- ¿Qué quieres? Lucas.
- supe por tu hermana de tu extraña aventura con uno de tus trabajadores -me quedo sin palabras, mientras una sonrisa se dibuja en su rostro- que bajo has caído, Alise.
- recuerda quien cayó primero -respondo rápidamente- tú fuiste quien me golpeo.
- pero no me habrías dejado si no fuera por tu amiguita, quien me debe una grande -su voz se vuelve desafiante- gracias a ella mi reputación se derrumbo.
Me pregunto cómo fue que termine enamorada de este imbécil. ¡Oh! Cierto, era una estúpida para ese entonces.
- o es que no recuerdas como imploraste después para que yo no te dejase -agrega engreidamente mientras deja la carta sobre la mesa- con lagrimitas y griterío...
Mi palma da de lleno en la mesa removiendo las copas y los cubiertos, callando su maldita voz, ganándome a la vez las miradas de las demás personas que estaban en el lugar. Rápidamente tomó la copa de agua que tenía a mi derecha para arrojar el contenido de esta en su rostro.
- vuelve a tratarme de esa forma y no será agua lo que te arroje en la cara -advierto cabreada- estoy dispuesta a hacer de tu miserable vida un infierno.
Depósito la servilleta sobre la mesa, dispuesta a marcharme importándome muy poco lo que hablen después.
- ¡me vengare, Alise! -grita a mis espaldas- ¡ya veremos quién sale perdiendo! ¡El y tú!
- vete a la mierda, Lucas.
Luego de esa discusión fui directamente a pelear y exigir respuestas a Megan, quien como todas las veces fingió ser la víctima. A la mañana siguiente aparecieron los periodistas y tuve que actuar como una cobarde, evitando a Ben para que ningún maldito fotógrafo se diese cuenta de él. Mi madre se dio por enterada de mi encuentro con Lucas y dispuso la opción del compromiso, me negué, pero como le encanta andar haciendo lo que quiere, viene y se lo informa a una jodida revista.
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Ella es mi Jefa. SIN EDITAR
RomansaBen Mathews, acaba de salir de prisión y no tiene nada con lo que pueda sustentar su vida, es entonces que su mejor amigo decide darle una oportunidad para reescribir su vida y la cual es dejar su orgullo de hombre para trabajar bajo las órdenes de...