Capítulo 30. Camilla Reid.

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Escucho la puerta de cristal siendo abierta, dirijo mi mirada para encontrarme a las cuatro personas que quedaban en el interior. Desvía sus ojos apenas ve que coinciden y lo acepto, es la única opción que tengo a mano ahora. Corman pasa por mi lado para así impulsarme a que yo me acerque hasta el primer coche y el esta vez tomará el segundo.

- ¿A dónde iremos ahora? Alise -pregunta con entretención la menor de las Burrell.

La nombrada alza la vista hasta el coche en el cual ya sostengo la puerta, mientras recupera esa mirada de frialdad tan característica en los momentos que quiere ser profesional.

- Corman las dejara en donde ustedes quieran. Yo tengo que volver a trabajar.

- pero... -trata de hablar Megan confundida.

- ve a casa, Megan.

No dice nada, se sube de mala gana al coche que Corman conducirá, siendo seguida por Jess. Alise acerca peligrosamente su rostro al mío una vez que está cerca del auto para luego hacer un rápido movimiento al subirse y eso basta para que yo cierre su puerta.

Un par de calles y no ha dicho nada, entonces no queda más opción, tendré que comenzar yo.

- así que al final te casaras.

Me habría encantado que sonara más como una pregunta, pero aunque mi voz hubiera demostrado dolor o incluso más sincera de lo que me habría gustado, no dijo nada. Silencio, es lo único que recibo como respuesta y eso duele, me molesta.

- ¿podrías por lo menos decir algo?

Freno al encontrarme con un semáforo en rojo y aprovecho eso para mirarle a través del espejo retrovisor, percatandome como sus ojos ya estaban puestos en mí. Su rostro mostró lo herida que estaba con todo, que no era el único que estaba sufriendo y me hizo cuestionarme el hecho de si ella era dueña de su vida, de si era capaz de hacer lo que se le diera la gana.

- ¿Qué sucederá el sábado? -agrego logrando que alce la mirada.

- la noticia será revelada a la familia y a los amigos más cercanos.

- así de fácil -comentó- y yo me puedo ir a un carajo.

- no -me contradice para luego dudar- yo...no es fácil de explicar.

- entonces ¿Qué? Alise... ¿Qué? Cada vez que sucedan estas situaciones tendré que quedarme como un idiota y callarme, tendré que esperar para ser tu segunda opción -jamás pensé que llegaría a decir esas palabras-...no soporto la idea de verte con otro hombre.

- ¡dame tiempo! -exclamó exasperada- no puedo venir y cancelarlo todo abruptamente. Te recuerdo lo exasperante que puede ser mi madre y hermana, además de todos los que tienen su atención puesta en mí.

- y como estas manejando la situación ¿no es frustrante?

Abre sus labios pero de ellos no sale ningún sonido y es ahí cuando me atrevo a golpear el volante con frustración, porque yo no quería llegar a este punto.

Escucho una bocina así que coloco el auto en marcha, volviendo a ese repentino silencio en el cual detrás de esa imagen, había palabras que de seguro divagaban en su mente y en la mía, aguardando a quien fuera el primero en decirlas, pero habrá que dejarlo para otro momento al ya detener el coche justo enfrente del edificio, veinte para la una.

- le deseo lo mejor en su almuerzo -digo ya abriendo mi puerta, dispuesto a no oír otra contradicción.

Con lo que no contaba es que ella abriera por sí sola la puerta y bajará rápidamente para quedar de pies justo en frente de mi, con la puerta de impedimento, el cual sería como el muro imaginario que nos está comenzando a dividir, ese que creí haber destruido el sábado.

Ella es mi Jefa. SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora