Capítulo 25. Un propósito.

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Tal como indico en su mensaje, fue como nos encontramos...solo que no me esperaba esto.

Observó cómo el paisaje nocturno cambia desde el asiento del conductor. El viento me da de lleno en el rostro y maldigo el solo llevar puesto una camiseta y una chaqueta de cuero.  En el asiento de copiloto va ella, el viento despeinó su cabello y lleva una sonrisa en sus labios desde que me entregó las llaves de su coche descapotable dejándome ser el conductor, no niego que estoy un poco fascinado, ya que siempre había querido conducir un coche como este.

- ¿A dónde vamos?

- sal por la autopista

Le miro extrañado, pero aun así no digo nada y cambió la dirección hacia la autopista. No se me ocurre ningún punto al que quiera ir, mucho menos con la hora que es.

- Mathews -vuelvo a fijarme en ella.

Esta noche no lleva el típico traje de falda y camisa, o esos vestidos que se adhieren a cada curva de su cuerpo, si no que unos simples jeans y un suéter gris, su cabello suelto y menos maquillaje del que utiliza siempre...y la oscuridad de la noche combina hermosamente con ella.

- ¿Cuánta es la cantidad de dinero que quieres?

Me quedo petrificado apenas escucho esa pregunta salir de sus labios. Lentamente me giró a verle, encontrándola con los brazos alzados y disfrutando de la brisa nocturna ¿esa era su forma de sacar un tema para hablar? Quitarle importancia, cuando ya me confirmaron que aquello le había dolido.

- no quiero su dinero.

Una sonrisa tira de sus labios, mientras mira hacia el cielo y la fina luz de la luna, ilumina su rostro.

- no mientas -dice sonando más a una orden- Cariño, desde un principio lo sospeche.

Desvío mis ojos hacia el camino, sin evitar molestarme. Si tan solo ese viaje y la existencia del encuentro con su hermana menor se hubiesen postergado o jamás existido, habría tenido mas tiempo y se me habría ocurrido una forma de evitarlo, o de aclararlo de una mejor forma.

- entonces ¿Por qué no me grita o me trata mal? ¿Por qué no se aleja?

- porque ahora - una de sus manos se posa en mi mejilla, tomándome desprevenido- hare que te arrepientas.

Por el camino no transitaba ningún vehículo, en cuestión de minutos nos desviamos de la carretera, deteniéndonos justo en medio de la nada, donde lo único que oía a lo lejos era el sonido del mar, de las olas chocando contra la arena. Se subió sobre mí y me obligó a sostenerle de la cintura mientras se adueñaba de mis labios y volvía tomar todo de mí, a ser el centro de mis pensamientos. Sus manos pasaron de mi nuca hasta mi trabajado estómago, ignorando lo fría que podían estar y lo que era capaz de provocar.

Ella, ya tenía un propósito.

- no me arrepiento.

Digo rompiendo el beso con mis manos sobre sus mejillas, quedando a solo centímetros de mi rostro. Sus ojos se volvieron indescifrables.

- y no lo haré.

- conoces tan poco de mi y si quieres dinero, te lo daré. Después de todo me estas follando y yo no te estoy dando nada.

Sus palabras se estacan en mi cabeza, duelen y he acertado en una cosa, ella es igual de buena en herir sin siquiera colocarte una mano encima. 

Coloco mi mano sobre su muslo, deteniéndola antes de que vuelva a su asiento.

- ¡no lo quiero! -intenta zafarse de mi agarre, pero rápidamente la detengo- no quiero nada más que estar cerca de ti.

Se queda quieta y sorprendida.

Ella es mi Jefa. SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora