Entreabro poco a poco los ojos. El sonido de fondo de la alarma de mi madre me chirría en los oídos e intento amortiguarlo metiendo la cabeza debajo de las sábanas.
Al rato oigo pasos que se acercan y blanqueo los ojos. Ni de coña pienso levantarme.
-Dani... -mi madre entra en la habitación sin hacer ruido y enciende la luz. Luego tira un poco de la colcha que me cubre- buenos días, dormilón.
-Déjame en paz.- gruño sin girarme para mirarla, e instantáneamente la escucho suspirar con resignación.
-Daniel, tienes que ir al colegio. No podemos atrasarlo ni un día más, la plaza ya está pagada.
Como me parece inútil contestar a su estúpido comentario, cierro los ojos y vuelvo a intentar dormirme. Yo ya dije que no iba a ir al colegio, y si ellos no han sido lo suficientemente listos para pillarlo, el problema no es mío.
Además, desde ayer mi padre no está en casa. Dijo que se tenía que ir a una convención en Noruega, pero yo creo que ha decidido irse estas tres semanas para no tener que aguantarme tanto tiempo seguido. Me da pena mi madre, ahora va a ser ella la que va a tener que encargarse del niño maldito que le ha tocado por hijo. Pero bueno, sin mi padre estoy bastante más tranquilo. Es él el que no para de soltarme mierdas sobre la policía y lo que van a hacer los de servicios sociales en cuanto descubran que no estoy yendo al colegio.
Cómo si él tuviese idea de cómo estoy o algo así. Pero no, él sólo sabe hablar del C.E.A.P, del colegio, y de las consecuencias que me va a traer todo esto.Y hablando del centro, me he estado planteando seriamente hacer una escapada allí para coger algunos tranquilizantes y esas cosas, porque el temblor de las manos no para y empiezo a pensar que tengo Parkinson o algo así. Además no sé si es por todo el tabaco que fumo o por todo el frío que hace, pero estoy todo el día tosiendo y me arden tanto los pulmones que creo que me va a acabar explotando la cabeza del dolor. He intentado encontrar la manera de que mi madre se olvide de la revisión diaria, pero ella parece estar jodidamente empeñada, y todo el estrés y la ansiedad se me acumulan sin yo poder liberarlo y, para colmo, las pesadillas no me dejan dormir. Aún estoy tratando de encontrar la manera de poder volver a utilizar mis pequeños y afilados instrumentos, pero por ahora no hay suerte.
Así que sí, me encuentro de puta madre.Como parece ser que mi madre todavía no se ha ido, me giro hacia ella y la encuentro con la mirada perdida mirando a un punto fijo del armario.
-Apaga la luz cuando salgas. -digo como remate final para que le quede claro que quiero que se vaya de una vez. Entonces oigo pasos y la habitación vuelve a quedar envuelta en una completa oscuridad.
~
Abro los ojos y me incorporo de la cama, despacio. ¿Otra vez?
Con torpeza, acerco mi brazo al móvil que dejé cargando encima de la mesilla y automáticamente la brillante luz de la pantalla se enciende y me deslumbra.
Pestañeo intentando ver algo.
15:29.
Han pasado ya siete horas y pico desde que mi madre entró a despertarme esta mañana y aún así me siento cansado.
Creo que es porque no como apenas nada y tardo una eternidad en dormirme. ¿Razones? Ni puta idea. Simplemente no tengo hambre ni ganas de bajar a comer con la increíble y maravillosa compañía de mis padres. Y por las noches me tiro horas dando vueltas pensando en mil cosas que no me dejan conciliar el sueño. Así que veo normal que durmiendo tres o cuatro horas al día se me cierren los ojos a cada instante.Sin embargo, hoy estoy más activo, así que me estoy planteando salir un rato a la calle, porque no soporto estar todo el día metido en casa. Es una tortura. Además, ahora mismo mi madre estará trabajando, así que no me molestará mucho. No.. mierda, había olvidado que se había cogido vacaciones para estar conmigo estos días y no dejarme solo. Porque sí, desde que llegué, mis padres se han estado turnando para que no me quede en casa a solas. Dos días, uno, dos días, otro. Yo creo que por eso están intentando que vaya al colegio, para no tener que aguantarme más. Estoy seguro de que prefieren mil veces ir a su interesantísimo trabajo que quedarse cuidando de un crío que ni habla ni aporta nada, sólo gruñe, se enfada, rompe cosas y suelta barbaridades a cada instante.
De todas formas, se nota que los dos tienen un buen puesto, porque para poder hacer lo que están haciendo hace falta algo más que unos huevos bien grandes.
~
-Sí, está bien.
-[...]
-¿A las siete? No, no es tarde, es buena hora.
-[...]La oigo reír, y casi puedo sentir desde aquí como sus músculos se relajan por primera vez en mucho tiempo.
-La verdad es que no sé que estará haciendo ahora, creo que sigue dormido.
-[...]
-Vamos a cenar sobre las nueve y media, pero puedes quedarte, si quieres.
-[...]
-Sí, en ese caso te lo agradecería un montón.
-[...]
-No, no, por supuesto que no. No es tonto, pero tampoco se va a poner en plan detective. A él le da igual todo. Además, no se lleva muy bien con su padre, no creo que le importe.
-[...]
-No te preocupes, tú ven y luego ya vemos lo que hacemos.
-[...]
-Pues agotada, la verdad, este niño me deja sin energías...
-[...]Más risas. ¿Con quién demonios habla?
Sin hacer ruido, atravieso la habitación con los pies descalzos y llego hasta las escaleras, teniendo en todo momento la conversación de mi madre por teléfono de fondo.
Entonces me asomo y la veo. Parece cansada, pero está sonriendo.-Está bien, pásate cuando quieras, te esperamos.
-[...]
-No, de verdad que no, no tienes que preocuparte por nada. Estoy encantada de que tengas un hueco libre en tu apretada agenda..
-[...]
-Eso ya lo hablamos el otro día, Mario. Está enfadado por algo que no sabemos, pero no creo que te lance piedras ni nada de eso si se entera. Tú solo actúa normal y punto.
-[...]
-Vale, no me agobio más, prometido.
-[...]
-Hasta esta noche.
-[...]
-Yo también te quiero.Y cuelga.
Joder, menuda bomba.
La verdad es que por mucho que no me importen mi madre y sus asuntos, se me hace raro enterarme de que le pone los cuernos a mi padre con otro hombre.
Y, encima, voy a tener el magnífico placer de conocerle esta noche. Habrá que recibir a ese tal Mario como es debido.Miro a mi alrededor y sonrío por dentro.
Vaya, vaya... parece ser que no soy el único que miente en esta familia.

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Huellas
Teen FictionÉl. 17 años. Seattle. Padece desorden afectivo. Cabizbajo y enfadado con el mundo (y con todas las personas que habitan en él). Tendencia a ser violento y grosero. Adora.. en fin, supongamos que adora algo. Odia que le lleven la contraria, que le pr...