doce - ella

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Con los dedos entumecidos por el frío, pulso el botón del cuarto A del telefonillo y me apoyo en la pared del viejo edificio mientras espero.
Aproximadamente diez segundos después, una voz responde a través del altavoz.

-Hola Sandra, ya casi estoy, espérame tres minutos.

-¿Quieres que suba?

-No te preocupes, bajo en nada.

-Genial, espero.

Miro al frente y cierro los ojos

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Miro al frente y cierro los ojos.
Es bonito el invierno.
Me gustan las hojas de los árboles, cómo se agitan por el viento, como si estuviesen tiritando de frío.
Podría ser invierno siempre, pienso, aunque sé perfectamente que acabaría cansándome de la monotonía de tener una sola estación.
El rechinar de la puerta del portal me hace girarme hacia mi derecha, y observo a la chica que tengo delante.
Después sonrío.

-Ya era hora, madre mía lo que tardas en arreglarte. Que vamos al colegio, no a una fiesta, imbécil.

Ella suelta una risita y me saca la lengua.

-Ya lo sé idiota, es sólo que me gusta que me vean guapa.

-Bueno, tampoco es que tengas mucho remedio -murmuro en bajo con intención de que lo oiga, e instantes después, su mano aterriza en mi brazo en forma de empujón.
Vale, creo que lo ha oído.

-Es broma, no te piques.

-No me pico -responde, y no puedo evitar soltar una carcajada cuando levanta la mano en señal de promesa.

Caminamos rápido, y Andrea se queja constantemente de que no puede alcanzarme si voy como una moto, y yo le respondo que si ella no tardara tanto en peinarse, yo no tendría que ir como tal y sobre todo, no tendríamos este tipo de problemas.

________

-Sandra y Andrea, llegáis tarde. Y no es la primera vez, ¿me equivoco? - dice la profesora de matemáticas nada más entramos por la puerta.

-Sí, lo sabemos, osea, no te equivocas, es solo que.. - empiezo, y recibo un codazo en las costillas por parte de mi compañera.

-Lo que pasa es que había mucho tráfico, y mi padre no podía aparcar.

-Eso tiene mucho sentido- dice la aludida, incrédula- Sabéis que no podéis llegar tarde. ¿Lo sabéis o no?- trago saliva y asiento- Así que, por favor id a la sala de secretaria y le decís a la Srta. Sussane que os entregue un papel con la falta.

Andrea gruñe y yo pongo cara de fastidio, pero nos damos la vuelta para volver a traspasar la puerta por la que hemos entrado hace instantes.

-Ah, y otra cosa más antes de que os vayáis -nos dice bajo las curiosas miradas de los demás chicos de la clase, que se compadecen de nosotras- Me parece que os vais a quedar castigadas a partir de hoy, todas las tardes durante un par de semanas, a ver si así os dais cuenta de que éstas no son horas de llegar a una clase.

Y dicho esto, se da la vuelta y empieza a hablar sobre los tipos de ecuaciones, reglas de Ruffon o algo así, y algo más a lo que no prestamos atención mientras salimos.

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