48.

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Las manos me temblaban, el corazón seguía latiendo con demasiada fuerza que me aturdía los oídos, la respiración se me cortaba con forme trataba de calmarme, los golpes en la puerta más los gritos de Cameron no dejaban de sonar. Mis lagrimas se habían tranquilizado un poco, mi vestido estaba echo un desastre al igual que mi cara y mi cabello. 

Estaba en la tina del baño recostada mirando la pequeña navaja que tenia entre mis dedos, tenia mucho filo, me había cortado las yemas de los dedos al tocarla una tras otra vez, me encontraba indecisa sobre lo que pensaba hacer pero tenia razones para hacerlo, mi familia me vendió por deudas, me iba a casar con un hombre que nunca me dijo la verdad desde el día en que nos conocimos y por ultimo era porque mi vida era realmente una mierda. La vida no era de color de rosa, nada era fácil, nada es gratis y no todo es alegría. Pero...yo tenia a un pequeño ser que tenia en mi vientre, el no tenia la culpa de todo lo que vivía pero era un bebé que se concedido sin ser aunque sea planeado ya ni deseado, entonces no tenía nada que perder en matarme era lo mejor para el bebé y para mi así los dos no sufriríamos más. 

-Perdóname bebé-. 

Lo dije con la voz entre cortada, posicione la navaja en mi antebrazo para así ponerle fin a esta trágica historia, deslice el artefacto en mi piel hasta que comenzó a salir sangre de mi, hice dos cicatrices y me deje llevar metiendo el brazo en la tina haciendo que el agua se volviera roja. 

-¡Emilly! ¡Emilly!-. La voz de Cameron podía oírla cerca de mi, mis ojos se fueron cerrando poco a poco hasta poder perder conciencia de lo que paso a mi alrededor. 

Dicen que cuando mueres vez tu vida frente a tus ojos, que cada momento que viviste lo vuelves a presenciar como si lo estuvieras viviendo de nuevo, pero a mi no me paso eso, solo podía recordar los cuatro meses que viví bajo el mismo techo que Cameron, cada golpe, cada grito, lagrima, sonrisa, gemido, placer...entonces fue ahí en ese momento en el que me encontraba en un enorme jardín, estaba el atardecer y había dos personas sentadas en una parte de dicho lugar  era un hombre que tenia algo en sus brazos, comencé a moverme poco a poco hasta poder llegar a lado de ese hombre, una vez que estuve cerca de él pude verle la cara, era Cameron que me sonrió y después se puso de pie para poder estar a mi altura, en sus brazos tenia un pequeño bulto, él me hizo una señal con la cabeza para que descubriera que era. Al hacerlo mis ojos se abrieron por completo al ver que se trataba de un bebé de al menos unos días de nacido. Mire a Cameron sin poder creer lo que estaba observando. 

Era un bebé muy lindo, piel blanca, cabello negro azabache.

Entonces eso quería decir que tal vez mi destino estaba echo así, poder conocer a Cameron y hacer una familia con él, pero él me había ocultado muchas cosas desde el principio pero yo no sabría después de ello como mirarle a la cara luego de lo que oí. 

Criminal |Cameron Monaghan| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora