Capitulo 12

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El almuerzo transcurrió con rapidez. Bulma estaba demasiado ocupada saludando a los donantes de alto poder adquisitivo y charlando con la gente como para comer con nosotros, gracias a Dios.

Goten, el marido de Bra, llegó después de que nos sirvieran las ensaladas. Era cirujano y había tenido una emergencia esa mañana.

Aunque durante la comida no sucedió nada memorable, la disfruté. Seguí la charla animada entre los hermanos y reí con ellos cuando alguno le gastaba una broma pesada a otro. Las conversaciones que mantuvieron conmigo fueron tranquilas y relajadas. A menudo, temí que, al ser nueva, quisieran saberlo todo sobre mí y sobre mi familia. Cuando se llegaba a algo demasiado íntimo, Trunks desviaba la conversación. ¿Era porque conocía lo triste que había sido mi pasado? ¿O porque estaba siendo educado e intentaba que mi trabajo fuera fácil y tranquilo? Cualquiera que fuera el caso, el almuerzo fue más íntimo de lo que había experimentado en mucho tiempo.


Cuando lancé una mirada despreocupada hacia él en mitad de la comida, su sonrisa hizo que el pecho se me tensara. Podría haber formado parte de la representación ante los demás, pero mi reacción había sido real. Me di cuenta de que no habría chasquidos de goma suficientes para detener lo que estaba empezando a sentir por él.


Tras los postres y el café, la sala de baile empezó de nuevo a animarse con gente que se movía de mesa en mesa y la llegada de más invitados que solamente habían comprado entrada para el desfile de moda. Kyabe encontró un grupo de chicas más jóvenes a las que tirarles los tejos y Bra convenció a Goten para que la ayudara entre bastidores, donde tenía que ocuparse de las modelos y los diseñadores.


Aunque me había gustado conocer a Bra y a Goten y Kyabe no había dejado de entretenernos, me alegré de tener un minuto a solas con mi acompañante. Le pasé las manos por los hombros y la espalda para atraer su mirada. Vi en sus ojos el deseo. Él me agarró la pierna y se inclinó hacia mí, pero no hubo ningún beso.


—Oye, no tenéis por qué estar todo el rato haciendo demostraciones de cariño por mí —ronroneó una voz sedosa detrás de nosotros—. Recordad que yo lo sé.


Trunks se puso tenso bajo mi mano y mis ojos siguieron a los suyos, aterrizando sobre la castaña de piernas largas que se estaba sentando a mi lado. Era intimidante, no por su actitud, sino porque era guapa de morir. Oculté las manos en mi regazo, aunque la de Trunks permaneció aferrada a mi pierna por debajo de la mesa.


—Soy Pares. —Sonrió, mostrando unos dientes blancos perfectos—. Creía que nos conoceríamos. Pero parece que a Trunks no le gusta mucho esa idea.


Miré un momento a Trunks, que, de hecho, parecía incómodo.


—No, tienes razón. Debíais conoceros —dijo mientras me acariciaba la pierna. Sentí que había un motivo para aquella caricia, pero no estaba segura de si era afán de posesión, para calmarme o para calmarse él—. Ya os habéis conocido.


—No te vas a librar de mí tan fácilmente, zoquete —dijo a Trunks con una sonrisa de superioridad y, a continuación, me brindó otra sonrisa a mí—. Lo creas o no, en realidad somos amigos.


La creí. Se la notaba cómoda al lado de Trunks y él ni siquiera se estremeció cuando lo había llamado zoquete. Aquello hizo que mi estómago se revolviera inexplicablemente. Después, tras preguntarme si se habrían acostado, sentí que una puñalada se me empezaba a clavar en el pecho. No necesitaba chasquear la goma, pues ya había relacionado aquel pensamiento con el dolor, pero la chasqueé de todos modos, puesto que por fin tenía las manos libres por debajo de la mesa para poder hacerlo.

INTENSO DESEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora