CAPITULO 24

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A la mañana siguiente, me desperté al sentir movimiento en la habitación. Abrí los ojos y vi a Trunks anudándose la corbata delante del espejo de la cómoda de espaldas a mí.

Dios, aquel hombre sí que sabía lucir un traje. Y se le daba igual de bien estar desnudo.

Lo miré a los ojos a través del espejo y una ligera sonrisa apareció en sus labios.


—Buenos días.


—Buenos días. Estaba disfrutando de las vistas.


—Yo también.


Me sonrojé y tiré de las sábanas para cubrir mi cuerpo desnudo. La habitación se hallaba increíblemente iluminada a pesar de que debía de ser muy temprano.


—¿Qué hora es?


Miré a mí alrededor buscando algún reloj, pero no encontré ninguno.


—Casi las once.


¿Las once? Normalmente Trunks llegaba al trabajo antes de las ocho.


—¿Por qué sigues aquí? ¿No deberías haber ganado ya medio millón de dólares?


—Quinientos mil millones —dijo él con el rostro imperturbable mientras se sentaba en la cama a mi lado—. Pero no me necesitan para eso. He cancelado mi agenda de la mañana.


—¿Cuándo lo has hecho?


—Anoche. Antes de que tú llegaras.


—Bien pensado.


Me había invitado a pasar la noche en su ático. Yo había estado toda la noche obsesionada con la idea, pero como estaba trabajando no había nada que pudiera hacer para prepararme. Ni siquiera tenía ropa para cambiarme ni cepillo de dientes. No se me había ocurrido que Trunks hubiese empleado ese tiempo en disponerlo todo para mi llegada. Pero, por supuesto, lo hizo. Era un hombre organizado. Lo planeaba todo y prestaba mucha atención a los detalles.

Y, como habíamos hecho dos veces el amor, no nos dormimos hasta casi las seis de la mañana. Cancelar sus obligaciones matutinas había estado muy bien pensado.

Bostecé estirando los brazos por encima de la cabeza y la sábana cayó por debajo de mis pechos al hacerlo.

Tras ponerse los calcetines, Trunks se levantó. Me miró y sus ojos se enturbiaron mientras contemplaban mi cuerpo detenidamente.


—Joder, Pan. Vas a conseguir que quiera cancelar mi agenda de la tarde también. Y no puedo hacerlo.


Sonreí.


—Lo siento. —Pero no lo sentía. Trunks podía lograr que me pusiera húmeda desde la otra punta de una habitación llena de gente. Era agradable pensar que yo tenía un poder parecido sobre él—. Eh... Tengo que levantarme. ¿Va a suponerte también eso una... distracción?

INTENSO DESEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora