Capitulo 48

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En lugar de volver al club, decidí tomarme el día libre. Además, por la mañana Trunks y yo habíamos planeado cenar juntos en casa y, aunque los nuevos acontecimientos de la tarde me obligaban a trabajar hasta tarde, no quise desaprovechar los esfuerzos de la cocinera.

En el ático coloqué las bandejas de la cena en el calentador y me senté en la mesa del comedor mordisqueando mi ensalada mientras trataba de concentrarme en un nuevo libro. Había escogido El amante de Lady Chatterley, de D. H. Lawrence, con la esperanza de que me ayudara a concentrarme en los aspectos románticos y sexuales de mi vida más que en el temor que Pares me había infundido.

Pero la lectura requería mayor atención de la que yo podía dedicarle. Me rendí y lancé el libro sobre la mesa. Vi una tarjeta de visita en blanco entre las páginas del final. No me había dado cuenta antes. Al lanzar el libro, la tarjeta debió de asomar entre sus páginas. Abrí el libro por la página que marcaba y, a continuación, le di la vuelta a la tarjeta para ver si el otro lado también estaba en blanco. No lo estaba. Y el nombre de la parte de atrás hizo que la tarjeta se me cayera de las manos.

Con una mano en el pecho, traté de tranquilizarme para evitar el ataque de pánico. Trunks le había encargado los libros a Pares, a su empresa de diseño. Era normal que hubiese metido su tarjeta entre las páginas.

Salvo que los libros eran nuevos. Y la página que la tarjeta señalaba tenía una cita subrayada en amarillo: «Ella siempre estaba esperando, ese parecía ser su fuerte».

¿Había subrayado Pares aquella cita? ¿Y lo había hecho para mí o para Trunks? Con independencia de a quién fuera dirigida, ¿qué quería decir con ella?


—¿Es bueno el libro?

Di un respingo al escuchar la voz de Trunks detrás de mí. Estaba tan absorta en la lectura y en la marca de Pares que no le había oído entrar.

Él se inclinó para darme un beso en el cuello.


—Lo siento, no pretendía asustarte.


—No es eso. Mira. —Le enseñé la tarjeta y levanté el libro para que lo viera—. He encontrado esta tarjeta de visita en el interior. Es uno de los que me has comprado. Y tiene subrayada esta cita.


Sentí cómo el cuerpo de Trunks aumentaba su temperatura, lleno de rabia. Estrujó la tarjeta en la mano y la lanzó al otro lado de la habitación.


—¡Joder!


—¿Qué quiere decir?


—¿Quién sabe? —Respiró hondo para controlar su furia—. ¿Sabes una cosa? Ni siquiera pienses en ello. Eso es lo que ella quiere. Quiere jugar contigo. —Cogió el libro de mis manos y se lo llevó a la cocina—. ¿Has comido?


—Te estaba esperando. La cena está en el calientaplatos. —Me quedé sentada en silencio hasta que regresó con los platos—. Le quitaste la llave, ¿verdad?


Trunks dejó los platos en la mesa.


—Eso no lo ha dejado ahora. Tuvo que ser antes. Cuando trajeron los libros.


Volvió a desaparecer en la cocina.

Eso no había sido una respuesta a mi pregunta y el hecho de que la evitara me puso nerviosa. Esperé a que volviera, esta vez con una botella de vino.

INTENSO DESEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora