Esa noche tomé un taxi hasta el club, lo cual fue un error. Un tráfico inusual hizo que llegara a las nueve y tres minutos. Fui corriendo al despacho, pero Marron me detuvo en la barra de arriba.
—Ubb y el dueño guapo ya están dentro —dijo por encima de la música mientras jugueteaba con un mechón de su pelo rubio—. Trunks me ha dicho que esperes aquí. Ya te dirá cuándo quiere verte.
—¡Maldita sea! Tampoco he llegado tan tarde, ¿no?
—No. Hará diez minutos que entraron. No tienen ni idea de a qué hora has llegado.
Me tranquilicé, agradecida por que mi exclusión de aquella reunión no se debiera a que me había retrasado. Me senté en el taburete de la barra que estaba más cerca del despacho y dejé la bolsa con el ordenador en el suelo, a mis pies.
—Espera, Panny —dijo Marron saliendo de la barra—. Deja que te vea.
Me volví a poner de pie y me giré para mostrarle mi atuendo. Lo había elegido porque el color le daba un toque de mujer de negocios, pero la falda ajustada y negra era más propia de un club nocturno.
—¡Joder, Pan, vas muy bien! —La aprobación de Marron me tranquilizó más de lo que ella se podía imaginar. O puede que sí se lo imaginara. Era una buena amiga.
—Gracias. Necesitaba saberlo. Sobre todo después de lo de anoche con el señor Descontento.
—Ahora el Nazi de la Barra y de la Ropa.
Me reí y volví a subirme en el taburete. El mismo en el que Trunks se había sentado la primera vez que le vi.
—Oye, ¿sabías que él es el tipo del traje del que te hablé? El que me dio los cien dólares.
-¡Me estás tomando el pelo!
-No lo hago. ¿Crees que él quiera que le haga sexo oral para conseguir el ascenso?
—¿Tan malo sería que fuera así?
—Sí. Sería absoluta y maravillosamente horrible.—Pero, sobre todo, lo más horrible era que aquella idea no sonaba tan mal.
Mientras trataba de vaciar mi mente de las imágenes de la mamada a Trunks, me puse a contemplar la sala. Estaba a medio gas, incluso para ser miércoles por la noche. Desde la barra, tenía una visión completa de las diez salas en forma de burbuja que rodeaban el perímetro de la planta superior. Aquellas burbujas eran lo que más resaltaba del Sky Launch. Cada una de ellas, con su forma redonda, tenía una pared de cristal que daba a la pista de baile de la planta de abajo y contaba con un acceso privado, como los palcos de un estadio. Todas tenían un asiento circular alrededor de una mesa donde cómodamente cabían ocho personas. Aquellas burbujas eran un lugar relativamente tranquilo y discreto, pese a seguir formando parte del club. Cuando se encendía la luz de las que estaban ocupadas, las paredes del exterior de las burbujas tenían un resplandor rojo. Solo dos estaban encendidas. Una lástima.
—Dios, espero que esto mejore —dijo Marron echándose sobre la barra a mi lado—. No puedo pasar toda la jornada a este ritmo. ¡Es muy aburrido!
—Yo también lo espero. —Ya debería habernos invadido la clientela veraniega. La falta de trabajo me hizo sentirme más segura en cuanto a mis ideas para el club. Me moví inquieta, deseosa de entrar en el despacho para compartirlas con mis jefes.
—¿Qué has hecho hoy? —preguntó Marron.
—Me he pasado toda la mañana preparando una presentación en PowerPoint. Me acosté a eso de las dos.
Marron entrecerró los ojos.
-Tienes que dormir más, Panny.
—No. Cinco horas es suficiente.
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INTENSO DESEO.
Fiksi PenggemarCon su reciente Maestría en Administración, Son Pan tiene su futuro asegurado, obtener un ascenso en el club donde trabaja y mantenerse alejada de cualquier tipo que pueda desencadenar su trastorno de amor obsesivo. Un plan perfecto. ...