Capitulo 30

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Bra era la dueña de una de las tiendas de ropa más de moda en la ciudad. A pesar de que no necesitaba trabajar un solo día de su vida, la hija mediana de los Brief tenía buen ojo para el diseño de ropa y había decidido aprovecharse de ello. A su tienda solo se podía ir mediante cita previa y yo había estado a punto de perderme en el paraíso del diseño de moda cuando Trunks me había llevado a comprar un montón de ropa casi dos semanas antes.

Después de decir a Ten que nos llevara a Greenwich Village, donde estaba situada la tienda de Bra, Trunks sacó su teléfono para llamar a su hermana. Yo escuché con poco entusiasmo su corta conversación.

—Gracias, vamos para allá —contestó él antes de colgar—. Ella no estará —me dijo mientras se guardaba el teléfono—. Se está preparando para la fiesta. Pero Iresa se ocupará de ti.

Solté un gruñido para mis adentros ante la idea de tener que vérmelas con Iresa, la ayudante rubia y demasiado delgada de Bra. Sentía algo por Trunks e incluso había salido con él, al menos en una ocasión. No era necesario decir que yo no le gustaba, los puñales que me lanzaba con sus ojos eran lo suficientemente venenosos como para matar a un ejército.

Además, me ponía celosa. Bra insistía en que Iresa no constituía siquiera una señal luminosa en el radar de Trunks. Pero una noche, cuando estuve acechándole por Internet, había visto una foto de Trunks y Iresa juntos. Se les veía bien. Y apuesto a que ella tenía antecedentes de locura igual que los míos.

Si podía evitar ver a Iresa, me sentiría mucho más feliz.

—Si no va a estar Bra, puede que no debamos molestarnos en ir a la tienda. Podríamos volver a mi casa y coger algo de lo que compramos la última vez.

—No. Tiene que ser algo nuevo. Quiero presumir de ti.

Yo no estaba segura de si eso me ponía contenta o me irritaba. Por una parte, a él le gustaba mi aspecto lo suficiente como para querer exhibirme. Por otra parte, ¿yo era solo eso? ¿Un espectáculo que había que admirar?

Probablemente no se tratara de eso, sino simplemente de un cumplido de un hombre hacia su mujer. Mis emociones seguían aún demasiado confusas por lo sucedido en los últimos quince minutos, en las últimas veinticuatro horas, y ahora todo tenía un toque de pesadumbre. Parecía que yo no podía tomarlo todo al pie de la letra sin más. En cada gesto había distintas capas, en cada comentario, en cada momento, y a mí me costaba entenderlo todo.

El trayecto de casi cuarenta y cinco minutos desde el Uptown hasta el Village no ayudó. Me abracé a Trunks, cerré los ojos e intenté quedarme dormida, pero no lo conseguí. Cuando Ten se detuvo por fin delante de la boutique, me pareció que había pasado toda una eternidad.

Trunks no esperó a que nuestro chófer abriera la puerta. Salió y extendió la mano. Siguió agarrándome la mano mientras nos dirigíamos a la tienda y no pude evitar recordar la última vez que habíamos estado allí; también me había agarrado de la mano en aquel momento. Sin embargo, entonces había sido una mentira y ahora era real. Era real, ¿no?

Como si pudiera leerme la mente, Trunks me apretó la mano mientras esperábamos a que Iresa respondiera al timbre. Yo le miré y su labio se curvó con media sonrisa.

Me di cuenta de que le había visto sonreír más en las últimas veinticuatro horas que en las tres semanas que habían pasado desde que le conocí. Sí, era real.

Detrás de él vi a unos albañiles en la tienda de al lado terminando su jornada.

—¿Qué estarán haciendo ahí?

Trunks siguió mi mirada.

—Bra se está expandiendo. Creo que ya casi han acabado. Vendremos a la inauguración. Quiere que vengas.

INTENSO DESEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora