Capitulo 23

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Ten Shin Han se había alejado del bordillo que había detrás de mí. Probablemente pensó que ya estaba lo bastante segura como para dejarme con el portero que sostenía la puerta para que yo entrara mientras me quedaba inmóvil y pensativa.

Aquello era real, un gran paso con el que me adentraba en la vida de Trunks más de lo que nadie lo había hecho antes. Estaba emocionada, por supuesto. Amaba a ese hombre. Pero ¿acaso le conocía? ¿Podía de verdad amarle basándome en lo poco que sabía de él? Su dirección había sido un misterio para mí hasta dos minutos antes, cuando su chófer me había dejado allí. ¿Y qué era lo que iba a encontrar dentro de ese edificio?

Sabía que Trunks tenía secretos. Había abandonado sus juegos psicológicos y su predilección por manipular a mujeres antes de conocerme, pero la posibilidad de que sus antiguos hábitos regresaran era muy real. Tan real como la posibilidad de que regresaran los míos.

Y era ese el temor que más me agobiaba, que yo pudiera retomar mis viejos hábitos obsesivos. De todas las relaciones que había destruido con mis acosos y mis celos infundados, sabía que echar a perder esta me destrozaría. Por suerte, hasta ahora, me había sentido bien con Trunks. Solo el tiempo diría si aquello duraría.

El portero me miró con una expresión de inquietud en la cara. ¿Tenía que seguir sosteniendo la puerta para aquella loca indecisa o debía soltarla?

Le tranquilicé con una sonrisa.

—Solo tardaré un minuto.

Él me devolvió la sonrisa con un movimiento de la cabeza y cerró la puerta.

Respiré hondo y miré hacia la planta de arriba, donde seguramente estaría situado el apartamento de Trunks. Ni siquiera sabía cuál era. ¿Estaba despierto ahí arriba? ¿Me estaba buscando desde su ventana? ¿Podría verme ahí abajo, dudando?

Había dicho que estaría durmiendo, pero fue la posibilidad de que me viera dudando lo que me animó a moverme. No me extrañaría que estuviera esperándome levantado y yo no quería que pensara que tenía ninguna duda. Porque no tenía dudas. No en cuanto a él. Mis dudas eran sobre mí, sobre si sabría manejar lo nuestro. Y lo cierto era que si dejaba que mis esperanzas echaran raíces, esperanzas de que por fin pudiera tener una relación de verdad con otra persona sin perderme en los miedos y en los hábitos insanos de mi pasado obsesivo, entonces incluso esas dudas serían superficiales.

El portero volvió a sonreír cuando me acerqué a él y me abrió la puerta. En el interior, había otro hombre sentado en el puesto de seguridad delante de los ascensores.

—¿Señorita Son? —preguntó antes de que yo tuviera ocasión de decirle mi nombre.

No debería haberme sorprendido. Trunks había dicho que dejaría una llave para mí en recepción y eran las tres y media de la mañana. ¿Quién más iba a ser?

Asentí.

—El señor Brief le ha dejado esta llave. Los dos ascensores de la izquierda la llevarán al ático. Simplemente inserte la llave en el panel cuando entre.

—Gracias.

Las puertas se abrieron en el mismo momento en que pulsé el botón de llamada. Dentro del ascensor, mi mano tembló cuando inserté la llave en el panel y me sentí agradecida de no seguir a la vista del guardia de seguridad. El trayecto hasta el ático fue rápido, pero no lo suficiente. En cuanto aplaqué mi turbación, la emoción había sido sustituida por ansia. Quería estar en el espacio de Trunks, en sus brazos. Quería estar con él e incluso el minuto que tardé en llegar a la planta superior supuso demasiado tiempo alejada de él.

Las puertas del ascensor se abrieron a un pequeño vestíbulo. Salí, giré en la única dirección posible y me vi en un recibidor. Se trataba de un espacio tranquilo, pero pude oír el sonido del tictac de un reloj de pared en algún lugar cercano y había pocas luces encendidas. Supuse que los dormitorios estaban a mi izquierda porque a la derecha se abría una gran sala de estar con ventanales que se alzaban desde el suelo hasta el techo.

INTENSO DESEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora