Capitulo 41

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¿Debería cambiarme o me quedo así?

Era la tercera vez que le hacía a Marron aquella pregunta en los últimos quince minutos.

Ella me había respondido todas las veces, pero no podía recordar qué era lo que había dicho. Mi mente era un revoltijo de agotamiento y nerviosismo. Había conseguido echar una pequeña siesta mientras hacía las maletas y decidí que seguiría descansando durante el largo vuelo. Hasta entonces, tomaba café.

Marron se dio la vuelta en el taburete de la barra y me agarró por los hombros mirándome directamente a los ojos.

—Pan, tranquilízate de una puta vez. Me estás volviendo loca.

—Vale. — Me puse la mano en el muslo para que dejara de moverse—. Vale. Me relajo.

—Gracias a Dios. —Volvió a recorrer con los ojos mi falda cruzada y mi blusa blanca—. Estás de lo más atractiva. Pero deberías ponerte un chándal para el vuelo, para que puedas estar cómoda y babear mientras duermes y todo eso. Después, vuelve a ponerte esto en el baño del aeropuerto.

—De acuerdo.

«Muy bien. Ese era el plan». Habría llevado ya un chándal si no fuera porque estaba esperando a que llegara la persona que iba a alquilar el club.

Aunque tenía planeado cambiar los horarios del Sky Launch, en ese momento no habríamos los domingos ni los lunes. En ocasiones alquilábamos el club para diferentes eventos privados. No sabía mucho sobre aquel alquiler en particular. Lo había organizado Uub. También se habría encargado de recibir a quien lo alquilaba, pero se había ido a Atlantic City después de cerrar esa mañana para ir a ver el club Adora a escondidas. Yo odiaba admitirlo, pero Trunks le había alegrado la vida a Uub dándole ese trabajo. Había sido un buen cambio.

Marron volvió a la barra, donde estaba preparando una especie de adorno para la barra con las varillas de las aceitunas de los cócteles.

—¿Sabes adónde tienes que ir cuando aterrices?

—Bra ha encargado que un coche me recoja y me lleve al hotel de Trunks. —La ansiedad volvió a recorrerme el cuerpo y empecé a caminar de un lado a otro—. Pero ¿y si no está allí? ¿Y si tengo que esperar? ¿Y si no le veo? ¿Y si...? —El estómago se me revolvió al pensar en eso—. ¿Y si está con alguien?

—No va a estar con nadie. Está contigo.

—Pero ¿cómo lo sabes?

—Yo... —se detuvo como si fuera a decir algo y después rectificara— simplemente lo sé.

Refunfuñé. Aquella respuesta no era satisfactoria.

—¿Qué? ¿Es que estamos en el colegio? —Suspiró—. Lo sé por el modo en que te mira.

Todos lo saben. Vamos, Pan, te ha pedido que te vayas a vivir con él. Después de ¿cuánto? ¿Dos semanas? Está enamorado de ti, amiga.

—De acuerdo, de acuerdo. Tienes razón. —Eché un vistazo al reloj que había sobre la barra—. Se supone que los que alquilan esto llegarán en veinte minutos. Deberíamos bajar por si vienen antes.

—Vale. —De repente Marron parecía tan nerviosa como yo—. Espera un momento.

Mezcló las varitas y después volvió a ordenarlas de la misma forma.

Dios mío, ahora sí que me estaba volviendo loca.

—¡Marron! ¡Puede que estén esperando en la puerta!

—Ya voy. Ya voy. —Bajó de un salto de su taburete—. Espera. Una cosa más. —Sacó el teléfono del bolsillo de sus pantalones cortos y envió un mensaje—. Vale, vamos.

INTENSO DESEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora