Capitulo 40

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Cuando me levanté a la mañana siguiente, tenía resaca. Una resaca emocional, supongo, pues no había bebido. Me quité el vestido con el que había dormido y lo sustituí por mi bata. Encontré una jarra de café templado en la cocina y, después de calentarme una taza en el microondas, fui a buscar a mi abuelito.

Apareció en el balcón. Estaba sentado en la mesa hojeando un montón de papeles. Para un caso, supuse.

—Buenos días. —Miró su reloj—. ¿O debería decir buenas tardes?

—Lo siento. Anoche no dormí mucho. —Me ajusté el cinturón de la bata

y me senté enfrente de él.

—Tienes un aspecto terrible.

—Gracias. —Di un sorbo a mi taza e hice una mueca de dolor al quemarme la boca.

—¿Tienes que trabajar hoy?

—Esta noche. —Me iba a reunir con Al Trent a las ocho de la noche. Me alegré de haberlo preparado todo antes, porque la verdad es que no estaba en condiciones de trabajar en ese momento—. Gracias por preguntar, papá.

—Soy tu abuelo, Pan.

Sonreí

Di otro sorbo a mi café, esta vez soplando primero. Sí, necesitaba la cafeína para tranquilizarme después de todo lo sucedido de anoche. Era casi perfecto.

Mi abuelito volvió a revolver los papeles que tenía delante y vi el logotipo de una compañía de teléfonos en la parte superior de uno de ellos.

—¿Qué estás mirando?

—El registro de llamadas de Pares. Se dejó aquí la copia. —Dio la vuelta a una página—. Estaba viendo las llamadas que ha hecho. Llamó al Sky Launch una vez. El viernes pasado. Aquí está. —Puso el papel en la mesa y lo giró hacia mí señalando un número que yo conocía—. ¿No es ese el número del club?

—Sí que lo es. Pero nunca me ha llamado al club. Espera, ese número también lo conozco. —Señalé el que estaba encima—. Es el del despacho de Al Trent. —Todo cobró sentido—. Qué zorra. Fue ella la que anuló mi reunión con él.

—¿De qué estás hablando?

Pares sabía lo de mi reunión con Trent y lo de la cena de cumpleaños de Bulma. Tenía que haber supuesto que, si Trent cambiaba la fecha de la reunión, yo terminaría yendo a la fiesta. Había provocado una escena. Qué bien se le daba.

Mi abuelo seguía mirándome expectante.

—Bah, ya no significa nada. Tenía una reunión y, cuando se canceló, surgieron problemas entre Trunks y yo. Una larga historia. —Mis ojos se desplazaron por la lista y localizaron un número que me sabía de memoria. Estaba por toda la página—. Ese es el número de Trunks.

—Le ha hecho bastantes llamadas.

—Ya lo veo. —Tragué saliva—. No sé qué pensar de esto.

—Ninguna de ellas es muy larga. Y siempre es ella la que llama.

—Ajá.

Eso me consolaba, ¿no? Pero ¿por qué llamaba Pares a Trunks? ¿Por qué con tanta frecuencia? No me gustaban las preguntas sin respuesta.

Me recosté sobre el respaldo y me llevé la rodilla al pecho apoyando el pie en la silla.

—¿Y ahora qué va a pasar? Entre Trunks y tú. —Mi abuelo Goku repitió lo que yo estaba pensando.

¿Y no era precisamente esa la pregunta? «¿Ahora qué va a pasar?».

—No estoy segura. —Froté la mejilla contra la seda que envolvía mi rodilla—. Supongo que esperaré a que él vuelva para ver qué ocurre. Puede que unos días separados nos sienten bien. Así nos da un poco de tiempo para pensar.

INTENSO DESEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora