Su corazón saltó de su pecho al oír esa grave pero suave voz llamarla. Se sobresaltó girándose y lo miró.
-Doctor Buitrago...
-Qué grata sorpresa.
-¿Qué hace aquí? –interrogó nerviosa, afianzando más contra su pecho la libreta. Acababa de salir de la entrevista de trabajo de organización de eventos, estaba feliz, recordó por un momento como le había ido:
-Buenas tardes ¿Es la señorita Williams?
-Sí –respondió ansiosa a la mujer con traje que se le acercaba.
-Pase por favor, el señor Aston la espera.
-Gracias –se adentró con la mujer por el elegante y grande local hasta un pequeño pasillo al final donde vio una puerta de madera, a un costado habían unas cuantas oficinas con paredes de cristal que dejaban ver todo en su interior, dos chicas se encontraban allí, una que se veía un poco mayor y otra más contemporánea a su edad.
-Gracias –volvió a decir cuando la chica la dejó y abrió la puerta para encontrarse con el señor Aston. Se adentró y lo miró. El señor Aston la observo por unos segundos antes de levantarse y tenderle la mano. Llevaba un traje sin corbata y con los dos primeros botones de la camisa de vestir desabrochados, era un poco robusto y sus ojos verdes se veían opacos, quizá así era su color, el cabello canoso y la nariz un tanto gruesa.
-Hola, soy Elizabeth Williams.
-Lo sé, tome asiento –Elizabeth no le gustó mucho la manera de mirarla que estaba usando ese hombre. Sus ojos eran penetrantes y escurridizos, es decir, no le importaba estar mirando su cuerpo sabiendo que ella se daba cuenta. Trato de taparse los pechos con la libreta que llevaba en mano, aunque no llevaba una camisa demasiado descubierta, se sintió desnuda de pronto- Me ha dicho que no sabe nada sobre organización de evento.
-Lamentablemente, no –afirmó ella con pesar.
-Tenemos distintos tipos de departamento, el administrativo, organizacional, de decoración y diseño...podemos especializarte en alguno de ellos con lo básico, pero luego tendrá que hacer un curso más avanzado fuera de aquí, para que pueda continuar con el trabajo a largo plazo.
-Yo...estudio diseño señor, podría ser de mucha ayuda en ese ámbito –dijo un tanto emocionada por la noticia de su relación con la carrera y ese departamento.
-¡Perfecto! Entonces a penas y tendría que hacer el curso introductorio. Si está estudiando eso, no habría ningún problema más adelante ¿Cuánto le falta para graduarse? –interpela el hombre mirándola intensamente, se incomodó y apartó su mirada para no sentirse acorralada.
-Un año señor.
-Muy bien Señorita Williams. Quiero que lea las normas del contrato y lo piense por esta noche, mañana la veré aquí nuevamente.
-Excelente, muchas gracias.
-Hasta pronto –se despidió con un deje de ronroneo que no le gustó demasiado, de prisa salió del despacho, se despidió de la secretaria luego de tomar entre sus manos el contrato que ésta le ofrecía y salió del local del centro comercial. Se sintió feliz por estar próxima a un empleo que se relacionara con sus estudios, pero no se convencía del hombre, de su futuro jefe, si aceptaba el trabajo. La incomodaba, sentía como si fuera un animal salvaje y ella su pequeña presa, con tan solo un momento, percibió como si de un momento a otro el saltaría hasta su cuello para comérsela. Se estremeció con tal pensamiento y caminó por las tiendas de ese piso, ver algunos libros quizá la tranquilizarían.
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Nos volveremos a encontrar
RomantikELizabeth Williams es una estudiante estadounidense de diseño, con tal solo veintiun años de edad, ya lleva un gran peso sobre sus hombros que no la deja vivir, está atormentada y destruida. Sebastián Buitrago, un italiano de buen corazón...