Capítulo 22

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-¿Tián? Estás despierto –sentí una pequeña manita, algo fría, posarse en mi mejilla. Abrí los ojos arrugando mi frente antes de observarla. Estaba parada al lado de la cama, con sus ojitos azules mirándome, el cabello castaño oscuro cayendo a los lados de sus hombros.

-Hola Beth ¿Cómo llegaste aquí? –me levanté de golpe al darme cuenta, observándola dentro la habitación de los niños.

-He venido con mi mantita ¡Me hizo invisible! –chillo la chica mostrándome su mantita.

-Shisss...-posé mi mano en la pequeña boca de la niña. La castaña abrió los ojos asustada- Ven, salgamos de aquí –la tomé de la mano y con cuidado salimos. Miré de reojo a la pequeña a mi lado, era muy pequeña, yo le sacaba más de una cabeza completa. Sentí ternura y lastima por ella, era muy pequeña para estar sufriendo lo que ambos vivíamos allí.

Caminamos por la descuidada casa a obscuras, la guié hasta la sala y pronto estuvimos sentándonos en el hueco que estaba atrás de sofá. Ella se sentó a mi lado abrazando su mantita.

-¿Por qué estas despierta?

-Mis ojos no podían cerrarse –sonreí al ver su delicado ceño fruncirse.

-¿No podías dormir?

-No

-¿Ha vuelto a buscarte?

-No, el hombre malo no está.

-Ah...

-¿Crees que nuestros papis vengan pronto? –sentí mi corazón removerse con dolor.

-No lo sé Beth, ellos tienen cosas que hacer.

-¿Por qué nos dejaron aquí? ¿Estamos castigados? –sus ojitos parpadearon observándome en la oscuridad, apenas un rayo de luz entraba por la ventana de la sala, del faro de afuera. Encogí mis hombros.

-Ellos no saben lo que sucede.

-Ah...mami me ha dicho que he sido una niña muy mala, por eso me deja aquí.

-¿Eso te ha dicho? –alcé las cejas sorprendido.

-Si...yo no soy mala ¿Verdad Tián?

-No preciosa, tú no eres mala.

-¿Tú me sacarás de aquí? –respiré profundo y asentí acercándome para abrazarla.

-Te lo prometo, saldré de aquí y luego vendré por ti.

-¿Me dejarás? ¡No quiero que me dejes!

-Shiss...nos escucharán. No te dejaré, nunca lo haré.

-No quiero quedarme sola, tengo miedo, quiero ir contigo.

-Te prometo Beth, que vendré a por ti, te encontraré donde sea que estés. No dejaré que algo te pase, jamás te olvidare ¿Si?

-¿Nos volveremos a encontrar?

-Siempre...

-¡Qué mierda hacen aquí! –esa voz nos sobre saltó a los dos. Beth de inmediato comenzó a llorar, yo la sostuve detrás de mi cuerpo para que él no la tocara- ¡Quítate! –soltó con su aliento apestando a alcohol mientras me tomaba del brazo y me aventaba con fuerza al suelo.

-¡No! ¡Tián!

Abrió los ojos de golpe saltando convulso sobre la superficie en la que se encontraba recostado. Unas manos sostuvieron su pecho para aquietarlo, miró las manos y luego a la dueña. Era Elizabeth que lo miraba con los ojos rojos e hinchados.

Nos volveremos a encontrarDove le storie prendono vita. Scoprilo ora