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Para mí es un honor presentar a esta señorita –Todos los presentes miraban al escenario dónde el anfitrión presentaría a los músicos- Esta niña con apenas diecisiete años de edad, ha conseguido muchos éxitos en su país, viene de Italia, y es hija de una mujer que todos nosotros. Sobre todo los que ya poseemos patas de gallo al lado de los ojos, conocimos o escuchamos alguna vez –Todos rieron tras su comentario- Esa adorable mujer de ojos grisáceos que hacía suspirar a más de uno –Elizabeth frunció el ceño ¿De quién se trataba? Otra vez las risas eufóricas de los que ya sabían de quién hablaba el hombre- Sofía Bocchetti. Por favor un caluroso aplauso, a esta joven que seguirá los pasos de su madre ¡Sara Buitrago Bocchetti! Y esto es ¡At last versión Beyonce!
Las personas se levantaron de sus asientos aplaudiendo y voceando mientras las luces del recinto se apagaban y se encendía un solo reflector en medio del escenario, enseñando a la castaña parada frente al micrófono.
-¿Es hermana de Sebastián? –casi gritó Elizabeth mirando a la chica, la cual había creído, era novia de su doctor. Su corazón cayó sintiéndose estúpida de pronto.
Los acordes de esa hermosa canción comenzó a sonar por todo el salón y en poco, se escuchó una hermosa voz, bastante grave para el cuerpo de la chica, pero que a más de uno dejo sin aliento.
At last... my love has come along
My lonely days are over
And life is like a song
Enseguida los aplausos maravillados, con tan solo las primeras palabras de la estrofa, resonaron por el recinto. Las personas comenzaban a levantarse y dirigirse a la pista frente al escenario para bailar el lento Blues. Elizabeth miró maravillada a esa chica, por la que tuvo sentimientos molestos, cantar.
Ohh yeah yeah
At last...
The skies above are blue
My heart was wrapped up in clover
The night I looked at you
I found a dream, that I could speak to
A dream that I can call my own
I found a thrill to press my cheek to
A thrill that I have never known
Una silueta se posó a su lado, levantó la vista encontrando a Fabrizio, el italiano que Sebastián le había presentado, sus hombros se tensaron.
-¿Desea usted bailar conmigo? –Le pareció gracioso el gesto de intranquilidad al hablar su idioma, por lo que con una sonrisa, se levantó y tomo la mano, insegura, del chico. Éste la guio a la pista, y pronto comenzaron a bailar. Ella posando una mano en su hombro y la otra tomando la suya que estiraba un poco. Una mano de él en su espalda rígida.
Ohh yeah yeah...
You smile, you smile
oh And then the spell was cast
And here we are in heaven
For you are mine at last
Elizabeth mirando a un costado, se encontró con Sebastián bailando lentamente con la chica rubia de cabellos cortos que llegó a lo último, tragó grueso apartando la mirada para no sentir el ardor que se aproximaba a crecer en su estómago. Cuando la pieza terminó, el chico se separó sonriendo y se inclinó haciendo una reverencia que sonrojó a la chica.
-Ahora...como se dice... ¿te daré a mi amigo? –Elizabeth arrugó la frente y ladeo su cabeza a un lado, donde el rubio miraba con una sonrisa. Su cuerpo dio un tirón, colocándose con la espalda más recta al ver que Sebastián, con gesto serio, se avecinaba caminando con elegancia hacia ellos.
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Nos volveremos a encontrar
RomanceELizabeth Williams es una estudiante estadounidense de diseño, con tal solo veintiun años de edad, ya lleva un gran peso sobre sus hombros que no la deja vivir, está atormentada y destruida. Sebastián Buitrago, un italiano de buen corazón...