Capitulo 13: ¿vale la pena?

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Justo cuando se alejo Alexandra, al Señor John se le salió una lágrima. Y sintió todo un gran remordimiento de culpa, empezó esta vez a mirar las consecuencias de lo que ocurriría si los llegan a descubrir. Se tomo un minuto para tranquilizarse cuando de repente alguien llega por atrás y lo saluda:

-        ¡Hermanito!

-        ¿Carl? ¡hola! ¡valla sorpresa! No dijiste que vendrías

-        No, de hecho solo estaré este día mañana me regreso a Chicago con mi familia – le contesto su hermano.

-        ¿en la mañana?

-        Sí, me regresare muy temprano.

-        Mira que bien, ¿cómo esta mamá?

-        Deseosa de que vayas a visitarla, Johnny

-        No me digas Johnny, soy John.

-        Creces muy rápido hermanito disculpa – ríe.

-        Sí, claro. Oye y ¿cómo está tu esposa Tiffany? ¿y tus hijos Erick y Sofía?

-        Muy bien, pero luego los ves, porque no mejor vamos al bar que está aquí cerca por unos tragos.

-        Sabes que no tomo, Carl – le recordó el Señor John.

-        No seas aburrido, solo es esta vez, porque te encontraste con tu hermano, ¿no quieres pasar un rato conmigo, Johnny?

-        De acuerdo, solo deja de decirme así.

-        Bien.

Caminaron unos cuantos locales y entraron a un bar y empezaron a tener una gran charla, una charla de hermanos deseosos de verse, después de tantos meses sin verse.

-        Y ¿cómo están los niños? Extraño mucho a mi ahijada Sofía – dijo el Señor John soltando una sonrisa.

-        Esta muy bien, tiene el primer lugar en su escuela, pero ¿sabes? No quiero hablar de ellos… te vi con una muchacha – le empezó a sonreír y a felicitarlo – así se hace campeón.

-        Basta, no es cosa de felicitarme – dijo el Señor John deprimido.

-        John… - hubo una gran pausa mientras averiguaba que decir, al notar la expresión en la cara de el Señor John supo que las cosas no iban bien, y llego a su conclusión – a mi no me puedes engañar, John… no me digas que esa chica es lo que creo que es.

-        Si – le contesto todo avergonzado – es una alumna.

-        ¡John! Eso no está bien… lo sabes,  desde que estabas diciendo que entrarías a trabajar en una escuela con adolescentes dijiste claramente que no tendrías nada con ninguna niña.

-        Lo sé, lo sé, sé que soy un estúpido, pero… sé que ella es la ideal y saber que no puedo tener nada con ella, solo pienso en romper las reglas, para mi ella es algo prohibido y me tienta, y el hecho de saber que ella también siente algo por mí, me pone feliz.

-        John, deja de jugar, sabes bien que todas las mujeres quieren algo contigo, por eso debiste de ser modelo.

-        ¡cállate! – dijo después de haber escupido algo de alcohol que había tomado.

-        ¿y qué edad tiene? – pregunta Carl.

-        17 años.

-        ¡auch! muy joven, pero enserio crees que ella vale la pena, sacrificar tu trabajo, carrera, todo por ella.

-        Para mi ella lo vale y lo sé, pero me quiere… y yo la quiero a ella.

-        Solo te puedo desear algo… que no los descubran. Pero dejémonos de dramas y tomemos mas copas, que yo invito… al parecer alguien tiene una novia y tendrá que gastar dinero en conquistara – ríe Carl – por lo que veo esa chica esta hermosa y tal vez se haga la difícil.

-        Es mexicana, y valla que es hermosa.

Continuaron hablando. No solo las sus vidas eran las que pasaban y las palabras aumentaban, sino que las copas también continuaban y aumentaban, ambos terminaron demasiado ebrios. John que era alguien que no tomaba, porque enserio se descontrola y se considera alguien que no es en realidad, lo mejor para él era ir a casa y se lo dijo a su hermano.

-        Sabes, Carl… - mientras decía cortadamente y con tono de voz de un total ebrio – me iré a mi departamento… sospecho que alguien amanecerá crudo – reía.

-        Pues yo digo que sí, pero puedes también amanecer crudo y con una mujer – decía Carl mientras todo su aliento expulsaba un gran aroma a alcohol.

-        ¿a qué te refieres?

-        Vamos  por mujeres ¿qué tal?

-        No… no quiero hacerlo con una extraña.

-        Y por qué mejor no vas por la niña de 17 años.

-        ¿Alexandra?

-        Esa deliciosa mujer.

-        Más respeto.

-        No me digas que planeas tener una vida virgen

-        Cállate

-        Bueno me voy, no vaya a ser que me haga tan aburrido como tú, adiós.

John le decía que se detuviera y que no manejara ebrio, pero no fue suficiente sus advertencias, pues Carl se fue en su carro. John se puso a “pensar”, si así se le podría llamarle, pues lo que estaba a punto de hacer sería la más grande estupidez que pudo a ver cometido y lo peor… quizá la manera perfecta de perder a Alex, si eso se le podría llamar algo bueno o malo.

Adolescentes; poderes & problemas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora