Capítulo 2: Dolor

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CAPÍTULO

2

#0082

National City lunes 4 de marzo del 2017

08:00 am.

La habitación era estrecha, tan pequeña que apenas podía acostarse en la baldosa fría de forma vertical. Siempre estaba apoyada contra la pared acolchonada con la visión hacía la puerta de plomo blindada. Las lámparas irradiaban una luz verde que la mareaba todo el tiempo, las cuatro paredes se agitaban a su entorno. Se tomó unos minuto acostumbrarse a esa sensación que le revolvía el estomago, incluso cuando los hombres vestidos con bata blanca entraban dentro para encadenar sus manos a una extraña cadena verde que la debilitaba hasta el punto en que sus piernas flanqueaban, uno de los hombre se hacía llamar Jeremiah y siempre la arrastraba junto a otros dos a otra habitación mas espaciosa donde le colocaban un montón de cables en su cuerpo y la sentaban en una silla. Sus ojos se tornaban blancos cuando le obligaban a utilizar sus habilidades, le dolía la cabeza y vomitaba, se sentía en un estado deplorable. Fue el incesante pitido de una de las maquinas que le dio una migraña horrible haciendo que su cabeza palpitara como si le martillearan un clavo, sus ojos se iluminaron y toda la habitación termino arruinada. Un rayo de energía calorífica se escapaba de sus ojos incontrolable mientras sus oídos extremamente agudos no soportaban el ruido. Al final se quedaba sentada en la silla metálica con el frío del respaldo atravesando la capa de la delgada tela de la bata de hospital con puntos azulados. Su cabello era largo y alborotado le habían dejado mantenerlo así, tenía rulos negros que tapaban la visión de su mirada perdida. Todo era enorme a comparación de su pequeña estatura y su complexión desnutrida. Su cuerpo temblaba constantemente después de las pruebas y la dejaban encadenada a la mesa fría de metal, la superficie de esta albergaba un juego de ajedrez incompleto con las piezas desparramadas. Sus pies colgaban en la silla mientras dejaba de escapar un suspiro que contenía nada más que una fría soledad.

—82— la voz de la mujer que entraba siempre y se sentaba frente a ella la miro con cierta ambición, esos ojos le aterraban, le aterraba el azul que se cernía de forma brusca sobre ella, o la forma en que movía las piezas del tablero mientras la veía. El cabello rubio corto hasta sus hombros ondulado y esas arrugas sobre su rostro que era tan fino y delicado, sus movimientos eran agraciados como si bailara ballet, 82 en cambio era torpe y siempre tenía las piernas temblorosas con cada paso que daba— ¿cómo te he educado?— la voz de la mujer surgió de una forma oscurecida y llena de molestia, los modales ante todo decía cada vez que se sentaba frente a ella. 82 levantó la mirada y los ojos azules de la mujer se retrajeron por un momento, capaz por la forma amenazante que tenían los ojos de 82 o por el poder que goteaba de ellos. Pero ella le hacía sentir tan débil y vulnerable que esa fuerza se quebrantaba.

—Lo siento, abuela— la mujer sonrió complacida ante aquello mientras comenzaba a ajustar cada pieza en su tablero, 82 estaba encorvada en su asiento con el cansancio y el hambre dándole más de lo que pedía.

—Ponte erguida— le ordenaba arrugando sus cejas y en sus labios se formaba un delgada línea—, una Luthor tiene que mostrarse poderoso, no débil— le corregía, 82 solo intentó con todas sus fuerzas hacerlo que decía, una Luthor, la forma que lo decía le hacía sentir cierto picor en su interior, el desprecio por que llevara su apellido era evidente.

— Lo siento, abuela— fue lo que volvió a decir, había sido arraigada decir siempre aquello, la mujer le decía que siempre tendría la razón y que 82 tenía que obedecer en todo.

Secrets and Family (Supercorp y Sanvers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora