Capítulo 30: Los corazones no se rompen aquí.

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CAPÍTULO 30: LOS CORAZONES NO SE ROMPEN AQUÍ.

LENA LUTHOR

26 de mayo del 2017.

Incluso en medio la noche, con sus dedos temblorosos las mejillas se le tornaban roja bajo las luces de las farolas; podía ver sus ojos incandescentes en la sombría noche bajo las personas que caminaban en multitud ella tomaba su mano con esa delicadeza que le hacía recordar a los delicados pétalos de las rosas que Lex tenía en su jardín, aquel hermoso rosal blanco que estaba justo contra el gran ventanal de la biblioteca, recordaba las ramas curvadas que tenían espinas que crecían en busca de enterrarse en el pecho de los ruiseñores que sacrificaban su vida por un amor ingrato. Lena sentía que estaba a salvo, con la oscuridad densa, bajo la suave brisa que era aventada por los automóviles que se movilizaban demasiado veloces con dirección a casa. En medio del túmulo de las luces de los locales, bajo el ruido estruendoso que producía la ciudad, la ciudad en la que había decido comenzar otra vez. En medio de entender que el amor nunca sería tan pasajero como su estadía en esta vida. Dejó que el sentimiento que estaba calentando todo su cuerpo como si de una cacerola de agua se tratara le hiciera sentir tan viva, que sus manos que necesitaban de las de Kara intentaran resistir el hecho de no querer dejarla volar. Porque para Lena; Kara era como un ave, un ave que tenía que dejar en libertad después de que todas las heridas en sus alas sanaran, porque esa era la única verdad que conocía. Lo entendía mientras la risa lenta de Kara le recordaba a la melodía de una flauta de pan que era tocada con suavidad, con tanta armonía pero sin excederse de apasionada, como aquellos ríos que visito cuando viajaba por el mundo, esos lagos en calma que solo buscaban una hoja de árbol para ellos para generar esas ondas que se desplazaban en gran anchura convirtiendo en la turbulencia que destruía toda esa tranquilidad sosegada. Así que en medio de la avenida Prince, que intercedía con la calle 45 le soltó la mano para encontrarse con el azul contenido por los cristales de sus ojos. Ella le sonreía de tal forma que le hiciera entender que todo iba estar bien, pasara lo que pasara. Así que volvió a sostener su mano depositando en beso en el dorso, sintiendo la suavidad de su textura intentando recordarla como aquellas remembranzas de nuestra infancia. Así lo hice, el labial marcó la piel sonrojada mientras seguía desprendiendo aquella calidez que le hacía saber cuál viva y real era, palpando la piel blanda. Lena sabía que era más fácil imaginarse un futuro donde Kara fuera feliz sin ella, que donde el corazón de Kara no latiera. Considerándose una amante tan apasionada y romántica quería que las lágrimas no borraran la ilusión de una noche más para su amada Kara. Aun así le pedía, al sol, la luna y las estrellas una noche más, un instante más, un segundo para poder sumergirse en esas aguas profundas.

Aunque ella no necesitara de la religión ni declamar su amor por dios, pudo sentirse tan agradecida por haber estado cayendo (enamorándose) de aquella mujer tan fuerte y débil a la vez. Sosteniendo cada acto que cometía, cada pecado que se le fue conferido a su lista con el placer de saber que era por amor, que era por mantenerle el corazón bombeando. Así que mientras cruzaban la calle de la mano, bajo la mirada desaprobatoria de un par de ojos que ni siquiera se clavaron con tanta intensidad como los de su propia familia, solo eran como un poco de arena en su piel, solo pelusa en sus abrigos, no como la mirada de Lex o de Lilian, incluso la de Lionel que se impregnaba tan profundo como un tatuaje hasta dolía demasiado como la aguja trazándose en patrones que ella no lograba comprender.

—Lena— le susurraba tan despacio que tuvo que ajustar sus oídos lejos del ruido de las calles para parpadear mirando a Kara con aquella suavidad y ternura con la que Lex le miraba cuando era niña, solo que con una diferencia. Lena le amaba, no como una hermana o un amor que sabría duraría por siempre. Lena le amaba en ese instante en que sus miradas se cruzaban, en que su aliento se adhería completamente en su alma.

Secrets and Family (Supercorp y Sanvers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora