Secrets and Family (Supercorp y Sanvers)

Capítulo 21: Algunas personas.

CAPÍTULO 21: ALGUNAS PERSONAS.

MAGGIE SAWYER

14 de mayo del 2017.

Algunas personas lloran, las personas lloran. Algunas personas ríen, las personas ríen. Algunas personas lo pierden todo, las personas lo pierden todo. Algunas personas son felices con la perdida. El viento mantenía sus cabellos estáticos en el aire, mientras las canciones pasaban en la radio, una vieja canción sonaba. Su garganta contenía las ganas de cantarla. Nick estaba ahí, con cierta rigidez en sus músculos recorriendo el sendero de rayas verticales. El amarillo estaba en todos lados, en los carteles de prevención, en el sol que resplandecía tan hermoso aun con toda su amargura, en las rayas que se difuminaban en la autopista. Maggie estaba en su asiento, confundida, con una gran ansiedad consumiéndola con demasiada rapidez, como un tumor maligno regándose por todo su cuerpo. El viento desprendía un olor a ceniza, el sonido de las llantas restregándose con el asfalto le hicieron darse cuenta que estaban lejos. Mientras algunas personas abrazaban a sus madres, mientras algunas personas lo perdían todo en un sentimiento que los absorbía, que le hacía ser más que mundanos en busca de clemencia a Dios. El sonido del motor ni siquiera lograba tranquilizarla, intentaba pensar en los verdes campos de las colinas que se dibujaban a los lados de la carretera. Arrugó el rostro ante el espectacular de luces incandescentes que patrocinaba a la campaña de John Morgan para el senado hacía el partido republicano con un lema muy fuerte, hacía lo desconocido. Bañada en ignorancia las palabras en blanco azul y rojo que se des tendían por los metros cuadrados del cartel admirando el rubio peluquín y una sonrisa muy forzada se mostraba en su rostro lleno de arrugas y flacidez. Maggie se estremeció ante aquello. Había escuchado el discurso de su campaña en televisión mientras bebía una cerveza fría, una noche de insomnio en medios recuerdos que aumentaban la fragilidad de su piel. Blue Springs Nebraska estaba tan cerca, que el aroma a casa le hacía vomitar.

No de una manera buena. Ir casa era lo último que quería hacer, pero las margaritas no sobrevivirían tanto en la parte de atrás. Al igual que el par de palas que se habían detenido a comprar. Las ruedas del automóvil rechinaron cuando se detuvieron en medio de una gasolinera, las letras azuladas de MURPHYS USA, le hicieron darse cuenta que estaban a escasos pasos de casa. El lugar no había cambiado tanto desde la última vez que cargó combustible. Solo unas cuantas capas de pintura fresca, pero el mismo hedor a gasolina que mareaba su cabeza y le provocaba nauseas profundas. Aun que a Maggie en verdad le encantaban las estrellas azul y rojas que estaban en el cartel. No pasó mucho solo Nick se bajó cojeando a la tienda que estaba en la gasolinera tirándole las llaves a Maggie para que recargara el combustible. Maggie regañadientes terminó haciendo todo el procedimiento, desde registrar los litros hasta abrir el compartimento del tanque y poner la bomba en este. Se recargó sobre una de las puertas del auto mientras miraba como se marcaban los litros y el precio. Un hombre de gorra roja aparcó su camioneta 4x4 mientras mascaba goma de mascar. Se notaba su vejes en las arrugas en su línea facial, la forma en que sus ojos parecían cansados le hizo darse cuenta que llevaba tiempo conduciendo, sin duda no le sorprendió pillarlo estirando los músculos adormecidos.

—Largo viaje—le dijo la detective con las manos cruzadas sobre su pecho. El tipo solo se encogió de hombros y arrojó la goma de mascar aun pequeño cesto de basura que estaba cerca del depósito.

—Vengo de Misuri—le contaba acercándose a la detective—, tengo asuntos por acá. Mis hijos son un par de bastardos que se la viven metiéndose en problema, tras problema. Ahora tengo que ir al estúpido Blue Springs a sacarlos de la comisaria, el Sheriff Sawyer es una espinilla el trasero en estos momentos—Sin duda no pudo pensar en otra cosa que en Jason Sawyer. Un pequeño dolor en el pecho se acrecentó mientras Maggie solo miraba hacía las rejas que apestaban a carburante.