Capítulo 35: Creer.

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CAPÍTULO 35: CREER.

MAGGIE SAWYER

1 de junio del 2017.

Ella sintió que habían pasado mil años.

Había terminado tirada contra el suelo devuelta a Purgatorio cuando sus ojos se abrieron. Sintió la sensación de ardor en sus labios agrietados en el momento que miraba los ojos curiosos de aquella bola de pelos pelirroja. Estaba tirada contra el sofá y el bilis estaba en su garganta. Simplemente se levantó de un salto y corrió fuera de la casa antes de terminar vomitando en el patio de Nicole. Odiaba el ardor del vomito caliente quemando su garganta como llamas abrazadoras, pero ahí estaba sintiéndose como una camioneta descompuesta, mirando la noche fría que estaba entumeciendo sus extremidades. Pero no podía dejar vomitar. El líquido era negro, del aspecto de Venon en el hombre araña 3, esa película que tanto le disgustaba mirar. Vomitó sobre la nieve que estaba tapando el suelo de terracería y el calor del desierto era contenido por el frío que hacía en esos momentos. Ni siquiera con el verano aflojándose lentamente, llegando a escasos pasos de ellos podían detener la capa de nieve que envolvía purgatorio como una ciudad tan helada qué pensaría que estaba en Groenlandia aun que es último lugar que querría ir después de su decepción al jugar turista con las hermanas Danvers.

Maggie rechinó los dientes al recordar su mala suerte al tirar los dados. La sombría mirada de Nick se adhería a su nuca, podía sentirlo recargado en el umbral de la entrada, indeciso si bajar los peldaños o tener los pies pegados al tapete de Bienvenida que había de suponer era regalo del Oficial Robs que era uno de su superiores cuando ambas trabajaron juntas en Gotham, antes de que Cubrick le arrastrara de mala gana a su lado. Aun recordaba al hombre desgarbado y con las ojeras tatuadas en sus ojos; que estaban hundido en su cráneo, el cabello negro casi rapado y la mirada de locura. "No hay mejor forma de empezar en un lugar que con un buen tapete" no lo decía con ninguna emoción en su voz, más bien era ese aire de cansancio y de estar muriendo en vida.

Lo último que supo de él antes de irse definitivamente de Gotham fue el hecho de que el tipo había sido enviado a Nevada donde al parecer se había vuelto tan paranoico por privarse del sueño que terminó tomando su arma y disparando a las personas en las calles mientras escuchaba esa canción de Foster the People que hablaba sobre tiroteos. Después condujo tan rápido que las fuerzas especiales no pudieron alcanzarlo y se voló la cabeza en pleno lote abandonado. Maggie tenía un montón de historias que contar sobre los compañeros que tenía, pero ninguna le causaba más escalofríos que la de Robs, el tipo estaba empeñado en no dormir lo suficiente. Al parecer tenía ese miedo a no volver abrir los ojos y Maggie lo entendía, no era su miedo pero podía sentirlo cuando Alex permanecía dando vueltas en la cama o ponía su mano derecha en el lado opuesto de su pecho intentando sentir sus propios latidos o al menos sentir que respiraba. No era tantas veces cuando pasaba, pero se aseguraba de abrazarla fuertemente. La rodeaba con sus brazos y besaba su nuca diciéndole que "que aún estaba viva", hasta había momentos en que ambas en la incertidumbre de la oscuridad esperaban a que el reloj marcara las doce, no como un cuento de hadas; si no como una garantía de que estaban vivas, de que habían durado un día más.

Alex no dormía hasta que sus ojos no podían seguir abiertos.

Entonces Maggie solo la sostuvo, porque Alex Danvers valía todas las noches en vela.

No quería dejarla ir nunca.

Fue el recuerdo de Alex que sonaba en su cabeza cuando sintió que su aliento faltaba y la respiración se cortaba cayendo de rodillas en la nieve, enterrándolas dentro de aquella humedad que quemaba sus pantalones y los manchaba de restos de vomito. Aún recuerda esa sensación que pinchaba sus dedos cuando tocaba las fibras de aquel sombrero de copa.

Secrets and Family (Supercorp y Sanvers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora