Capítulo 25: Buceo.

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CAPÍTULO 25: BUCEO.

[Fragmento del diario de Alana Lambert Vol. 1]

"Buscando un cielo".

Oculta en medio de la nada bajo la entrañas del mismo universo, se encuentra la estela azul que ilumina nuestro cielo y surca el tiempo en una lenta zancada, como un paso de vals muy despacio. Estábamos ahí mirando las luciérnagas que me habías mostrado, tus manos estaban tibias aun con el frío azotando tus vestiduras, te quitaste el saco, te sonreí levemente mientras abrigabas mis hombros. Buscábamos en el cielo estrellado mi hogar, tus manos permanecieron detrás de tu espalda, el rio iba lentamente curvándose ligeramente cerca del sendero lleno de hierba humedecida bajo los árboles de lino. Achicaste tus ojos para mirar más lejos el lucero que estaba en la otra punta del firmamento. Mis vestiduras apretadas, el corsé me impedía moverme como quería, pues no era común en donde venía. Seguimos la sinuosa corriente y terminamos cerca de una empinada pendiente, las piedras se deslavaban por el peso, me sostuviste con tus manos, pude tocarlas y escuche el sonido de tu nariz aspirando el perfume a rosas que tu madre me regalo como bienvenida. Tu cabello pelirrojo estaba despeinado, sonreíste. No te bese, quería besarte. Pero esa noche tomaste mi palma suavemente mientras el inhóspito ambiente subyugaba frío. Me pediste que te llamara Sami, en vez de Mister Lake, como todo mundo hacía. Ni siquiera me pediste reverencia. "No hacía falta, eres demasiado fuerte como para tenerte inclinada" me dijiste con los brazos tras tu espalda, erguido. Tu cabello era algo que no veía en casa, lo toque cuando me dejaste hacerlo. Acariciaste mi mejilla con el dorso de tu mano, mientras mis dedos se enredaban en el color rojo zanahoria. Dijiste que era demasiado íntimo, que debías poner un límite.

Me ofreciste un asiento en medio de la ladera empinada, bajo la hierba húmeda, con los linos alrededor demasiado altos como para treparlos. El cielo estaba de un color lavanda suave cuando me dijiste "Solo seamos dos extraños buscando un cielo donde ocultarnos".

Así vimos lo azul que podía ser.

[Fin del fragmento]

...

MAGGIE SAWYER

18 de mayo del 2016.

Nataniel le había hecho salir temprano de la cama. Incluso aun después de haberse quedados atascados en la parada de autobuses en plena madrugada mientras el alambrado publico era instaurado Maggie tenía ganas de dormir placenteramente bien bajo los brazos protectores de Alex. Pero era clara la situación, Alex estaba desaparecida mientras ella iba a buscar respuestas. Iba preparada, no importaba si tenía que conseguir algo en ese lugar inhóspito de nombre Purgatorio. Hasta el mismo nombre tenía connotaciones que le hacía enchinar su piel mientras tomaba una bolsa de lona y guardaba sus armas con municiones. Si tenía que patear traseros lo iba a hacer. Pero claro que tuvo que llevar la bolsa de lona en sus piernas mientras el autobús vibraba por las piedras del asfalto empedrado. El retumbado no la dejaba dormir mientras Nataniel parecía disfrutar de la vista del sendero desierto. Las montañas se dibujaban como líneas serpenteadas en el horizonte, parecía una postal de esas que Nicole le mandaba de vez en cuando. Los ronquidos resonaban ligeros en el autobús oscurecido, el cielo comenzaba iluminarse, pero la niebla densa le causaba cierto pavor. Las nubes grises posaban sobre el cielo estáticas mientras sacaba el viejo reproductor de música que su padre le había comprado para navidad cuando tenía 12. La nostalgia sobre embargo a Maggie que simplemente parecía recia en recordar aquella fría navidad, tan fría como el aire acondicionado que le hacía dormir abrigada con dos capas más de ropa. No llevaban equipaje, simplemente una mochila con armas y un poco de alcohol oculto en un termo para café para la noche sobria que habían tenido en el autobús escuchando de vez en cuando las flatulencias de las personas. Sus ojos rebuscaron asustados en la oscuridad por el estruendoso ronquido del hombre que tenía signos de alopecia estaba a dos asientos de ella. Pudo escuchar a la perfección el ruido del envoltorio de galletas con chispas de chocolate que la mujer que estaba en los asientos de al lado abría de vez en cuando sacando galletas y mascándolas para luego tragarlas. Nataniel no estaba tan platicador como suele hacerlo, ni siquiera contó una sola historia. Simplemente bebió del termo en varias ocasiones y estiraba sus piernas por debajo del asiento delantero. Maggie tenía los pies entumecidos y la espalda le estaba matando no podía encontrar una posición para dormir correctamente.

Secrets and Family (Supercorp y Sanvers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora