Secrets and Family (Supercorp y Sanvers)

Capítulo 34: Libertad.

CAPÍTULO 34: LIBERTAD.

SUPERGIRL/ KARA DANVERS

2 de junio del 2017.

La kryptonita sintética la había derribado antes de que sus botas tocaran el asfalto, mucho antes de que la policía se percatara de su presencia. Ni siquiera sabía cuantos días habían pasado cuando sus ojos se abrieron, asustada por la oscuridad y apresada por las cadenas que irradiaban una luz verde casi imperceptible, sus muñecas se quemaban al contacto mientras forcejaba, pudo notar los barrotes que estaban frente a ella bañados en aquel mineral verde en estado líquido, apresada por muros de plomos miró al hombre de cabeza rasurada que montaba guardia con aquella sonrisa maligna en sus labios. El tipo tenía extraños tatuajes en su pecho descubierto, estaba abrigado por una gabardina de cuero roja que le llegaba hasta los tobillos, pantalones negros de vestir y un cinturón. Sin duda su complexión atlética resultaba intimidante, como la barba espesa que emanaba de su rostro. Kara había percibido el ojo tatuado en su cuello, entre varios otros tatuajes. Ella intentó con toda sus fuerzas liberarse, los gruñidos no se podían contener de su garganta, mientras parte de su traje estaba desgarrado. Su cabello rubia le tapaba un poco la visión mientras se empujaba así misma contra los barrotes retorciéndose como un gusano al ver que su pie estaba también encadenados. Los ojos del hombre se tornaron de una forma felina, la pupila similar a un gato mientras tanto el iris era de un color anaranjado como las llamas de las fogatas que Jeremiah ponía cuando llevaba a la familia de campamento. Aún recuerda los cuatro de julio en medio de las risas amenas, el olor a pino fresco y el sabor grasiento de las hamburguesas; su estómago gruñía ante el recuerdo de la carne molida bien condimentada que se deshacía en su paladar, o el sabor crocante de las papas que masticaba mientras le esparcía salsa kétchup. Podía haber mirado a Alex escuchando en su viejo reproductor de música las bandas de rock británicas mientras Kara simplemente dejaba que la melodía le hiciera sentir tranquila. Hubo una época en que sus oídos eran contenidos por sus audífonos, en que la música fue el fondo que cubrió el exterior.

Los recuerdos oscilaban en su cabeza mientras se arrastraba, su frente sudaba y el dolor que la causaba la cercanía de la kryptonita le sofocaba. Pero no pensaba en nada en esos momentos que el liberarse y buscar a Alana. Cerró los ojos pensando en su pequeña, aquella nenita le había arrancado el corazón a Kara, la quería demasiado. Estuvo frente a frente con su captor cuando su frente hizo contacto los barrotes bañados de kryptonita dejando que las marcas de estos salieran con un hilo de humo, Kara se sentía como Di caprio en The Revenant. Gruñía mientras intentaba deshacerte de todas las cadenas. El hombre se inclinó a su altura pasando su mano entre los espacios de los barrotes para tomar a Kara de la quijada pegándola contra estos, Kara sentía como su rostro ardía ante la kryptonita mientras apretaba los dientes, el frío de los barrotes le hacía sentir como un trozo de hielo se derritiera en su rostro.

— ¡Vaya, vaya!—se burlaba el hombre tatuado mientras pellizcaba la barbilla de Kara; esta rechinaba los dientes intentado zafarse de su agarre—, No eres tan fuerte como dice, incluso el acero se puede romper—Kara le escupió haciendo que este solo le golpeara el rostro una y otra vez contra los barrotes, hasta provocar su nariz se rompiera y que la sangre fluyera de las heridas que se abrían con cada embestida brutal. El choque del rostro de Kara resonaba en aquel lugar mientras esta contenía los gemidos del dolor sintiendo el sabor metálico de la sangre en su lengua.

Le dejó en paz haciendo que esta se retorciera del dolor en el suelo escupiendo sangre, manchando la baldosa rasposa gris con gotas carmesí. Kara tenía pequeñas lágrimas formándose en sus ojos mientras el cabello estaba desordenando evitando que el tipo le mirara los ojos azules que enardecían en ira.