Todo su cuerpo se sentía cálido. De igual manera, no sentía dolor alguno provenir de ninguna parte de su cuerpo. Abrió lentamente los ojos, encontrándose envuelto entre un montón de mantas en una habitación completamente blanca. Se sintió bastante abrumado por los diferentes olores que percibía y por todo lo que ahora lo rodeaba.Intento levantarse, pero pronto se percató del par de brazos que lo sujetaban de la cintura, reteniéndolo, y también se dio cuenta de que solo traía puestos unos pantalones holgados.
— ¡Ahh!
Gritó con fuerza, despertando al Alfa y alejándose de él en cuanto tuvo la oportunidad. Se cayó de la cama, jalando inconscientemente una de las tantas mantas que lo rodeaban. El peliplata lo observo aún adormilado.
—Ya despertaste.
No pudo pasar por alto la parcial desnudez de aquel Alfa que lo miraba atento, y tampoco evitar que su mente llegará a solo una conclusión.
Se había aprovechado de él.
Pero las dudas y un millón de preguntas también estaban haciendo estragos en su cabeza. No sentía ninguna molestia en aquella zona y tampoco veía marca alguna por su cuello, pero el miedo no lo dejaba pensar claramente.
—No paso nada de eso.
Por alguna razón que no comprendía, le creyó. Su cuerpo no le daba señal alguna de que fuera lo contrario. Entonces, ¿por qué lo estaba abrazando? ¿Y el resto de su ropa?
Un sentimiento de incomodidad se apodero del azabache, quien intento salir huyendo de aquel lugar. Pero apenas movió un músculo y aquel dolor que al principio fue nulo, ahora se hacía presente e inmovilizó cada parte de su ser.
—Estas sangrando.
El Alfa se posiciono enfrente de él en cuestión de segundos, lo ayudó a pararse para luego dejarlo sentado en la cama.
—No te muevas.
Lo observo moverse con gracia al tiempo que atendía la herida de su costado. Le incomodaba que el Alfa lo estuviera tocando con tanta confianza, algo que él no tenía. ¿Dónde estaba? ¿Qué era este lugar? ¿Y por qué ese Alfa estaba siendo tan amable?
Mirando hacia otro lado, se percató de sus heridas. Ahora no eran más que líneas blancas sobre su cuerpo, al menos la mayoría. Unas seguían en proceso de cicatrización, mientras que unas cuantas aún parecían sangrar al menor movimiento. Se odio a si mismo por ser tan descuidado.
— ¿Cuanto...?
—Dos días.
Abrió los ojos con fuerza al saber que estuvo dos días inconsciente, pero su asombro duro poco. Si era verdad lo que le decía, tenía que alejarse cuanto antes de aquel Alfa.
Seguía estando en celo.
Y su miedo aumento cuando noto como su piel se ponía mil veces más sensible ante el tacto del peliplata y aquella zona empezaba a ponerse notablemente más húmeda.
Si, estaba jodido.
— ¿Estas...?
El peliplata apenas podía tener clara su mente. Un aroma bastante embriagador nublaba su juicio y era más que obvio que provenía del Omega. Estaba en celo. Quizá eso era lo que había percibido cuando lo encontró, ese débil aroma que siguió presente durante esos dos días en los que nadie sabía si sobreviviría.
Sus instintos de Alfa le pedían a gritos marcar a ese Omega, quería escucharlo gemir su nombre hasta el cansancio. Era tanta la necesidad que le dolía, le dolía luchar contra sus instintos, pero era obvio que estaba perdiendo la guerra.
ESTÁS LEYENDO
Besos de Hielo - Omegaverse - Viktuuri
FanfictionSer un Omega podía ser lo peor. Yuuri ya lo odiaba lo suficiente. Su condición de Omega lo dejaba vulnerable ante muchas amenazas, insinuaciones y momentos incómodos, por lo que la soledad era bien recibida. Hasta que aquel día llego. Cuando un...