26

3K 406 32
                                    


Cada segundo que pasaba aumentaba la inquietud de Viktor, quien caminaba lo más rápido que podía, buscando alguna señal de su grupo de amigos, seguido a pocos metros de Seung. La cantidad de gente que paseaba por los puestos iba en aumento, agregando que el sol poco a poco iba desapareciendo, dándole paso a la noche.

—Nunca los encontraremos a este paso —comentó Seung—. Pudimos habernos quedado en la mansión y esperarlos ahí.

—Tú te ofreciste a venir.

—Quería ver a Suni, pero con tanta gente, no puedo ver más allá de dos metros de distancia. Además, tu eres el que está como loco buscando a su Omega.

—¿Y no estás haciendo lo mismo?

—No me compares contigo —contesto cortante.

—¿Hasta cuándo piensas seguir con la fachada de que Phichit no te importa? —preguntó el peliplata, deteniéndose a la mitad del camino.

—Porque no es una fachada, el que el resto de ustedes me quiera emparejar con él, es problema suyo. Ambos estaríamos bien si nos dejaran de molestar.

—¿Y si alguien más lo marca? ¿Serías feliz sabiendo lo que perdiste?

—¿Cómo pierdes algo que nunca ha sido tuyo? —sus ojos oscuros lanzando una mirada acusatoria—. ¿No eres tú quien debería preocuparse más por lo que le pueda pasar a Yuuri? Después de todo, él es libre de hacer lo que quiera.

Viktor podía notar cierto veneno en las palabras del pelinegro, pero por alguna razón sentía que no se las dirigía a él. No se dignó a preguntar al respecto, ya que su amigo nunca había sido de muchas palabras, ni siquiera cuando eran pequeños. Quizá por eso nadie era capaz de entenderlo a la perfección, bueno, nadie excepto Phichit, quien había sido el único que había logrado hacerlo reír hace muchos años, tantos que casi nadie recordaba su risa.

—¡Chris, ya te dijimos que dejes eso en su lugar!

—¡No es justo! ¡No me han dejado agarrar nada!

—Por milésima vez, no venimos de compras.

—¿Entonces para que diantres salimos de la mansión?

Viktor y Seung aumentaron el paso al escuchar la voz de Chris y Georgi peleándose en alguno de los puestos, encontrándolos al poco tiempo, peleando sobre un abrigo, Elizabeth y Jesse se encontraban a su lado, sosteniendo dos bolsas llenas de diversas cosas.

—Entonces, ¿se lo piensan llevar o no? —preguntó una señora de cuarenta años mirando a los dos Alfas algo irritada.

—Si.

—No. Ya agarraste varias cosas del puesto anterior, con eso debería ser suficiente.

—Jesse y Elizabeth tomaron más cosas que yo.

—Pero no se asemejan en nada a lo que has estado escogiendo, además, el pago fue mínimo —defendió Jesse.

—Ya dejen de pelear —interrumpió Viktor en cuanto logró estar a su lado—. Ya sabes que fue lo que dijo Lucas —miró a su amigo—. No quieres repetir lo qué pasó la última vez o de lo contrario, el que va a pagar por todo vas a ser tú.

—Bien, al cabo que ni los quería —dijo el Alfa ligeramente molesto, haciéndole una seña a la señora de que ya no requería sus servicios—. Arruinan mi diversión.

—Tu sufrimiento es suficiente diversión para nosotros —comentó Jesse con una sonrisa maliciosa en la cara—. Si no te hacemos enojar, significaría que algo estamos haciendo mal.

Besos de Hielo - Omegaverse - ViktuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora