Besos de Hielo - Omegaverse - Viktuuri

7

Las palabras de Yuuri no eran sinceras, pero Lucas no podía saberlo. Para él, el que Yuuri no recordará casi nada podía ser una consecuencia de haber estado al borde de la muerte. Lucas miro al azabache algo decepcionado por no haber podido obtener nada de información, quizá solo debía de darle tiempo. Quizá era demasiado pronto.

—Supongo que es muy pronto para que recuerdes. Te dejaré para que te acomodes en este lugar. Estaré en mi oficina por si me necesitas.

Yuuri se quedó solo antes de que siquiera pensara en responder. Subió lentamente las escaleras hacia el segundo piso, donde se instaló en la que sería su habitación. Miro su reflejo en el espejo de cuerpo completo que había en una esquina, levantando un poco su playera para poder ver las vendas. Pasó lentamente su mano sobre ellas, provocando escalofríos por todo su cuerpo.

Odiaba cada una de las cicatrices que adornaban su cuerpo, un recordatorio de todo lo que había vivido hasta que logró escapar. Había perdido la cuenta de cuantas eran, pero eran más de las que una persona normal podía tener en toda su vida.

Pensó en Viktor, quien probablemente ya habría visto una gran parte de ellas. Tarde o temprano le preguntaría sobre ellas, pero el Omega no estaba seguro de querer decirle la verdad, pero tampoco podía mentirle diciendo que era muy descuidado. No después de las circunstancias en las que lo encontró.

—Todo era más fácil cuando no estabas en mi vida —dijo mientras se dejaba caer en su cama.

"Aunque ahora deseo que no salgas de ella."

Yuri se había ido de la casa de Viktor minutos antes de que Lucas llegara, quien se encontraba bastante inquieto. Aunque intentará ocultarlo, su expresión corporal siempre era más sincera que sus palabras.

— ¿Pasó algo? —preguntó el peliplata, no acostumbrado a ver a su amigo de la infancia tan alterado y pensativo a la vez.

—Si y no.

—Eso no me dice mucho.

Lucas tenía dos opciones: decirle a Viktor lo que estaba pasando en los bosques, o fingir que todo estaba bien. Obviamente lo primero no era una opción. Se le hacía injusto preocupar a su amigo por cosas, que, como líder, debía de ser capaz de resolver. Claro que no era el único al que le preocupaba lo que les estaba pasando a los Omegas y a los Betas, la mayoría de los jefes de otras manadas estaban igual o peor que él. Tenía la suerte de que aún no se llevarán a nadie de su manada, pero haría lo que fuera para evitar que eso sucediera.

—Solo estoy un poco cansado debido al trabajo. Nada nuevo.

Viktor trató de creerle, pero no pudo. Lo conocía tan bien, que cuando Lucas empezaba a jugar con el lóbulo de su oreja derecha, Viktor sabía que le estaba mintiendo. El pelirrojo podía ser tan transparente como el agua y ni siquiera se daba cuenta de ello.

—Me ofende que creas que caeré en una de tus mentiras.

—Supongo que fue idiota de mi parte creer que te engañaría tan fácil —susurró al tiempo que se sentaba—. Aunque no te mentía del todo, el trabajo se ha vuelto algo... complicado.

— ¿Quieres hablar de ello?

—Ni siquiera sé si puedo hablar del tema, pero tarde o temprano todos tendrán que enterarse.

— ¿Es algo malo?

—Me gustaría poder decir que no. En las manadas vecinas han estado desapareciendo Betas y Omegas. Hemos encontrado a algunos Betas, pero todos estaban muertos.

— ¿Y los Omegas?

—Ninguno ha aparecido hasta ahora, a excepción de...

—Yuuri —completo Viktor—. ¿Crees que intentaron llevárselo?