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Viktor recargó su cabeza en el hombro de Yuuri, cerrando los ojos mientras trataba de calmar la otra parte de sí que quería terminar con lo que había empezado. Deseaba llevar al Omega a su cama y dejar sellada su unión, pero dadas las circunstancias, debía obligarse a esperar. Ya habían jodido la primera parte, al menos debía esforzarse porque la segunda parte llegará por voluntad propia y no por obligación. Tenía que hacer eso bien al menos.

Yuuri recargó su cabeza sobre Viktor, deseando más contacto del que se atrevía a admitir. Se sentía como un idiota por haber pronunciado tales palabras hace unos minutos, pero era tanto el miedo que tenía que no pensaba con claridad. Nunca se había enamorado y ni quiera sabía cómo era sentirse de tal manera, por lo que cualquier cosa relacionado con el Alfa lo confundía demasiado.

Se percató de la respiración agitada de Viktor, preguntándose si se encontraría bien, pero no se atrevió a moverse o siquiera preguntar. Apenas y podía ignorar el calor que recorría su cuerpo, tentándolo a buscar alivio en la piel de Viktor.

Ambos estaban presos de la exigencia de su naturaleza por terminar de marcarse. Si bien habían dejado una marca en la piel del otro, aquello solo calmaba su lado más animal, aquel que solo deseaba dejar en claro que tenían dueño, pero había otra parte que demandaba ser saciada. Su lado humano anhelaba aquella unión que le negaban, la unión de sus corazones en un momento tan íntimo y sincero. Y eso era lo que los diferenciaba.

No importaba cuanto deseara un Beta a un Alfa o un Omega a otro Omega, si uno de los dos no quería al otro, podía marcarlo y aún así, el ritual nunca se completaría, pues nadie podía forzar un vínculo. El marcarse no solo consistía en dejar una marca en la piel, sino una también en el corazón.

El tiempo pareció detenerse entre ellos. Tratando de entenderse a sí mismos en aquel silencio. Los segundos pasaban lentamente, tratando de darles el tiempo suficiente para asimilar lo que habían hecho. Fue entonces que el primer cambio dio el primer golpe.

Una ola de sentimientos confusos los invadió a ambos, incapaces de diferenciar cuáles les pertenecían y cuáles no. Nadie podía prepararlos para lo que significaba sentir los sentimientos del otro, literalmente. Viktor trato de apartarse un poco, abrumado de lo que sentía, pero el firme agarre de Yuuri en su brazo le impidió moverse. Podía ver la misma confusión reflejada en su rostro, pero eso no impedía que deseara la cercanía el Alfa, siendo lo único que comprendía y que lo mantenía con los pies en la tierra.

—¿Me puedo quedar? —preguntó el azabache con un tono de voz tan bajo, que en otras circunstancias Viktor no habría podido oírlo.

Asintió en respuesta, agarrando su mano para llevarlo en dirección al baño con la intención de desaparecer los rastros de sangre que aún estaban presentes. Se quitó primero los que estaban por su boca para luego proceder a mojar una pequeña toalla y delicadamente limpiar al Omega.

Empezó por su espalda y lentamente fue subiendo hasta su cuello, cuidando de no ejercer mucha presión por aquella zona, pues aún se encontraba sensible. Cuando termino, una pequeña sonrisa se formó en su rostro al ver la marca de sus dientes en la piel de su Omega, quien lo volteó a ver al sentir un cambio en sus emociones. Viktor se avergonzó ligeramente, no acostumbrado a la nueva transparencia que había entre ellos.

—Ve a descansar —dijo sin mirarlo.

Yuuri lo miro sin intenciones de moverse de su lugar. Sus ojos rondaban por el cuello de Viktor, donde aún faltaba limpiar los rastros de sangre.

—Déjame ayudarte.

El peliplata no protestó, dejó que Yuuri agarrara una toalla nueva y con la misma delicadeza que había usado se encontraba limpiando la sangre. El azabache no pudo resistir la tentación de rozar con sus dedos aquella marca que había dejado en la piel de Viktor, causándole ligeros escalofríos en el proceso.

Besos de Hielo - Omegaverse - ViktuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora