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Yuuri se removió un poco, su cuerpo resintiendo la falta de su pareja y la ausencia de calor que le proporcionaba. No fue sorpresa el encontrarse solo en la habitación, desconocía por cuanto tiempo se había quedado dormido, pero el rugir de su estómago, desesperado por comida y otras necesidades que le pedían a gritos ser atendidas, fue respuesta suficiente de que habían sido unas cuantas horas.

Decidió encargarse de las más próximas, dirigiéndose al baño. El breve alivio que sintió fue opacado por las demandas cada vez más desesperadas de su estómago, era casi como si no hubiera probado comida alguna en toda su vida, quizá el no haber ingerido nada desde la mañana debía ser la causa.

Salió del baño al mismo tiempo que la puerta de la habitación se abría y de ella, entraba nada más y nada menos que un Alfa peliplateado que con cada segundo que pasaba a su lado, se le hacía más difícil imaginar una vida sin él.

—Creí que seguirías dormido —comento Viktor al notar la cama vacía y la mirada de su pareja sobre sí.

—Tentador, pero tengo cosas por las que despertar —se acercó tranquilamente para depositar un beso en su mejilla y sonreír—. Además me estoy muriendo de hambre.

Viktor sonrió ante el ligero cambio de humor de su pareja. Si bien aún se veía algo decaído, ese pequeño cambio fue suficiente para él.

—Creo que puedo ayudar con eso —comento con cierta picardía antes de alzarlo entre sus brazos.

—Viktor —amenazo con voz temblorosa, sabiendo que de ser lo que estaba pensando, definitivamente se quedaría sin comida por unas cuantas horas más.

Aunque era un sacrificio que gustosamente podía hacer.

Más cuando Viktor empezó a dirigirse hacia la cocina de su casa, la ola de calor que estaba empezando a surgir en su interior y los delirios de su mente fueron cesando lentamente. Una parte en su interior estaba feliz ante la promesa de comida, la otra estaba indignada por lo que deseaba y no obtuvo.

Yuuri se sentía mimado. Desde la delicadez en que lo había dejado en la silla hasta los pequeños mimos que le dejaba mientras se movía por la cocina preparando los ingredientes para la comida que le preparaba. El solo se dedicaba a seguirlo con la mirada con una sonrisa de enamorado que desconocía que tenía.

Viktor se deleitó con solo mirar la cara de Yuuri, quien sonrió en cuanto el primer pedazo de comida llego a su boca, moviendo sus piernas con emoción ante el tan exquisito sabor.

—Otabek vino hace rato —comento el peliplata recargando su cabeza en una de sus manos—. Quieren que nos reunamos en el cuarto de Phichit.

Yuuri detuvo el tenedor a medio camino, sopesando aquellas palabras. Era muy probable que todos se reunieran, pero no estaba seguro de estar preparado emocionalmente para relacionarse. Sus emociones seguían estando confusas y tenía miedo de que estas se pudieran ver en su rostro como libro abierto.

—Podemos quedarnos aquí, si lo prefieres —comentó Viktor al ver su indecisión.

Aunque quizá lo que necesitaba era una distracción.

—Quiero ir.

Sin más que decir, termino su comida y mientras Viktor se encargaba de limpiar todo, Yuuri fue a cambiarse, esperando que un cambio de ropa lo hiciera sentirse mejor y que ocultara lo mal que se sentía por dentro. No dudo en agarrar uno de los abrigos de Viktor, que aunque le quedaba un poquito grande, lo hacía sentir tranquilo y protegido.

Regresó a la cocina, donde su pareja lo observo atentamente y sonrió con ternura al reconocer su abrigo.

—Tengo que pasar a la casa de Lucas, ¿me acompañas o quieres adelantarte?

Besos de Hielo - Omegaverse - ViktuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora