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La puerta de la habitación fue abierta despacio y en silencio, con miedo a despertar a quien se encontraba del otro lado. Viktor sintió como si todo el mundo se detuviera solo para darle tiempo a sus ojos de creer que lo que veían era verdad. En la cama, durmiendo plácidamente mientras abrazaba una almohada, se encontraba Yuuri sin ninguna herida en su cuerpo. Se acercó hasta él, sentándose con cuidado en el borde de la cama, tratando de no despertarlo. Lo miro con ternura el tiempo que agarraba un pequeño mechón del cabello azabache y empezaba a enredarlo lentamente en su dedo.

Milena había sido breve en su explicación. Yuuri había llegado a la casa con sangre escurriendo por su boca, los había asustado al principio, pero el Omega solo estaba concentrado en llegar a la habitación del peliplata, en la que se encontraba durmiendo ahora. Tenía entendido que se desmayó apenas llegó a la puerta, recuperando su forma humana, y la madre de Lucas se encargó de que lo dejaran en su cuarto con ropa nueva y sin rastro de sangre.

Si bien se había tranquilizado al escuchar que no había desapareció para siempre en el bosque, fue más su alegría y tranquilidad el saber que su transformación no había dejado más que una enorme fatiga, al menos de lo que podían ver y deducir, faltaba la confirmación de Yuuri en cuanto despertara y de un chequeo básico.

—¿Viktor?

Se escuchó el cansado susurro del Omega, quien apenas tenía entreabiertos los ojos y estaba confiando al cien por ciento en su olfato. El mencionado sonrió tiernamente antes de soltar el mechón de cabello para proceder a acariciar su mejilla con delicadeza.

—¿Como te sientes?

—Cansado... y con algo de hambre —admitió con timidez.

—Iré a decirle a Marjoline que te traiga algo.

Se dispuso a salir de la habitación, pero un fuerte agarre en su brazo lo detuvo de siquiera levantarse de la cama. Yuuri lo miraba con ojos suplicantes y algo asustados, era obvio que no quería estar solo, pero había algo más suplicante en la forma que lo miraba que le decía "quédate".

—¿Tienes que ir?

—Supongo... que puedo mandarle un mensaje a Lucas y que me haga el favor... —respondió sin la fuerza de voluntad necesaria para dejarlo, tampoco es como que quisiera.

Se quitó su abrigo y se dispuso a ponerse ropa más cómoda, notando como el Omega se giraba en la cama para darle privacidad. Una vez listo, camino hasta el otro lado de la cama y se acostó cerca de su acompañante, quien pareció encontrar insuficiente esa cercanía y la recorto aún más, quedando prácticamente juntos. Los brazos del Alfa lo rodearon por inercia y se sintió en completa paz.

Yuuri empezó a mover la cabeza sobre su pecho, anhelando más contacto del que tenía, pero la tela de la playera le estorbaba, frunciendo ligeramente el ceño ante este hecho. Levantó la mirada levemente, observando como el peliplata tenía los ojos cerrados y parecía disfrutar de su sola presencia.

—Viktor... —susurró—. ¿Podrías... podrías quitarte la playera?

Los ojos del peliplata se abrieron tan rápido y parecían tan sorprendidos, que el Omega bajó la mirada y se escondió en su pecho, como si de esa manera pudiera borrar lo que había salido de sus labios.

—¡Olvida lo que dije! —exclamó avergonzado a tiempo que le daba la espalda. Su cara ardía con intensidad y no pudo evitar taparla con sus manos. ¿Por qué le había pedido eso?

Sintió los brazos de Viktor rodearlo y acercarlo a su pecho, notando claramente que había hecho lo que quería, lo que aumentó más su sonrojo. Sentía que en cualquier momento explotaría de la vergüenza.

Besos de Hielo - Omegaverse - ViktuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora