― ¿Y qué vamos a hacer? ―preguntó Ezequiel mirando atentamente a Yuuri.
―Ah... eh...
El azabache sonrío nervioso. Si bien se había emocionado ante la idea de cuidar al pequeño, realmente no había pensado en nada para mantenerlo entretenido durante los días que durará el celo del rubio. Ni que decir del Alfa que estaba a su lado, Viktor y Ezequiel se retaban con la mirada sobre quién acaparaba más la atención del Omega, sin este darse cuenta de ello.
―Podemos ir a lago.
―Vámonos entonces.
Ezequiel agarro la mano de Yuuri y se lo llevo rápidamente del comedor, dejando a Viktor solo. El peliplata apretó uno de sus puños antes de seguirlos, negándose a que una versión de bolsillo de Yuri le ganara. Logró alcanzarlos debido a que Yuuri había colocado a Ezequiel sobre sus hombros, obligándolo de cierta forma a esperarlo, aunque no le gusto ver cómo el pequeño recargaba su cabeza en la de Yuuri, sacándole la lengua en señal de triunfo.
― ¿Estás seguro de que puedes con él? No quiero que te lastimes.
―Estoy bien ―respondió sonriendo.
― ¡Yuuri! ―gritó Ezequiel―. Se nos va a hacer de noche.
―Tranquilo, estaremos bien. Viktor nos va a llevar.
―No quiero ir con el anciano, quiero ir contigo.
― ¡Hey!
―Yo no puedo transformarme aún ―comentó Yuuri, captando la atención de Viktor―. Para la próxima, ¿sí?
―Está bien ―dijo el pequeño haciendo un puchero.
Viktor se alejó de ellos en contra de su voluntad, ya que tenía que transformarse si querían llegar ese mismo día al lago. La mente de Viktor daba vueltas a lo que había mencionado Yuuri sobre no poder transformarse. Recordó aquel día cuando el azabache había intentado irse, la facilidad con la que se había transformado, ¿había tenido algo que ver lo que pasó en la madrugada o el problema estaba desde antes?
― ¿Cuánto más va a tardar? ―preguntó Ezequiel por tercera vez en dos minutos.
―Ya vendrá. Solo se paciente.
Aunque el pequeño era tan paciente como lo era su madre. Los pocos minutos que duró Viktor transformándose a lobo le habían parecido horas y tampoco era como que la presencia del peliplata le agradará. Viktor tenía la mayor parte de la culpa, ya que disfrutaba molestar al pequeño como a la madre de este.
Yuuri observó al enorme lobo plateado caminar hacia ellos, conectando sus miradas en el camino. No importaba cuantas veces lo viera, para el Omega la imagen lobuna de Viktor era bastante atrayente. Subió primero a Ezequiel, quien agarro con fuerza el pelaje del peliplata solo para molestarlo, provocando un ligero gruñido por parte de este.
― ¿Estás bien? ―preguntó Yuuri colocándose enfrente de Viktor.
"Solo tengo a una plaga en la espalda."
Se quejó, pero el azabache no era capaz de escucharlo en esa forma. Se conformó con lamer su mejilla para indicarle que todo estaba bien, aunque no lo fuera. Lo ayudó a subir a su lomo, sintiendo justo en el momento en que Yuuri estuvo arriba como las manos del pequeño Alfa lo soltaban. No necesitaba voltear para saber que Ezequiel había abrazado a Yuuri para no caerse.
"Maldita sea Yuri. ¿Por que tenía que venir tu celo justo ahora?"
El camino al lago duro más de lo que Viktor hubiera querido, pero tenía que cuidar de que el pequeño rubio no se cayera o ninguno de los dos Omegas lo iba a perdonar por ser descuidado. En cuanto estuvieron frente al inmenso lago, el cual estaba más congelado que hace dos días, Ezequiel no espero ni un segundo para ir a verlo y tocar la superficie ligeramente cristalizada.
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Besos de Hielo - Omegaverse - Viktuuri
FanfictionSer un Omega podía ser lo peor. Yuuri ya lo odiaba lo suficiente. Su condición de Omega lo dejaba vulnerable ante muchas amenazas, insinuaciones y momentos incómodos, por lo que la soledad era bien recibida. Hasta que aquel día llego. Cuando un...