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Era demasiado temprano como para que alguien se encontrara despierto, pero Yuuri no podía siquiera conciliar el sueño. Se sentía bastante dubitativo, sin poder aclarar su mente y sus emociones. Se encontraba frente a una puerta en específico, con ropa finalmente cubriendo su cuerpo, pero siendo incapaz de sentir calor alguno.

Toco una, dos... tres veces. Pasaron algunos minutos antes de que pudiera ver a la persona que estaba buscando. Lucas bostezo un par de veces antes de fijar la mirada en el azabache, ligeramente desconcertado por su presencia a tales horas de la madrugada.

—Yuuri... que sorpresa verte tan temprano —dijo tapando su boca para ocultar el bostezo—. ¿Necesitas algo?

—Tengo que hablar contigo. En privado —imploró con la mirada.

El pelirrojo lo observo, lentamente el sueño alejándose de su mente y poco a poco siendo más consiente del lenguaje corporal del Omega que se encontraba frente suyo. Se veía nervioso, algo asustado. Sin pensarlo un segundo más, lo dejo pasar.

Su habitación se encontraba ligeramente en penumbras, con las sábanas a punto de caerse de la cama. Encendió solo una pequeña lámpara, manteniendo las apariencias de que seguía dormido para cualquiera que pasara por el pasillo, suponiendo que alguien más estuviera despierto tan temprano.

—Te escuchó —dijo al tiempo que se sentaba en su cama y le indicaba a Yuuri donde sentarse.

—Yo... les he mentido —confesó sin más rodeos, por más que quiera pensar en una forma de suavizar la noticia, entre más rebuscaba las palabras correctas, menos ganas tenia de decir la verdad.

—Explícate —Lucas trató de mantener a raya su instinto de líder y no demandar por una explicación, era muy consciente de la forma de ser del Omega y lo que menos quería era asustarlo y que se arrepintiera de lo que fuera a decirle.

—No soy un lobo solitario... o al menos no por el tiempo que dije. Pertenecí a una manada hace poco más de un año.

— ¿Por qué no dijiste nada? Pudimos haberlos contactado.

—Porque no quiero volver —dijo asustado, un ligero temblor apoderándose de su cuerpo—. Logré escapar de ese lugar, pude sobrevivir un año antes de que me encontraran y casi pierdo la vida huyendo otra vez de ellos.

—Espera... ¿ellos son los que te dejaron en ese estado?

El azabache asintió, apretando con fuerza sus manos, tratando de mantener a raya sus emociones.

—También mentí sobre eso. Recuerdo todo a la perfección, pero tenía tanto miedo de decir la verdad que cambié varias cosas de la historia.

Lucas se paró de la cama, sujetando su mandíbula mientras caminaba de un lado a otro, meditando lo poco que acababa de decirle Yuuri. Les había mentido, pero ¿qué tanto de lo que dijo era verdad? ¿Cómo podía creerle ahora?

—¿En qué más mentiste?

—Solo en eso.

— ¿Por qué decidiste decirme ahora?

—Porque mi antigua manada está aquí.

Entonces lo comprendió todo. El temblor en sus hombros, la mirada baja, el miedo a decir la verdad, las mentiras dichas con tal de olvidar un pasado doloroso, la falta de familia. Yuuri huía de su pasado a tal grado de mentir para no volver, pero pese a saber una ligera parte de la verdad, existían muchas preguntas que demandaban respuesta. ¿Por qué huyó? ¿Qué le pasó en su antigua manada? ¿Eran los responsables de las cicatrices que tenía por todo el cuerpo? O, si lo pensaba demasiado, las cosas fueran aún peor de lo que suponía. ¿Y si aquella manada era responsable de las desapariciones y asesinatos que estaban ocurriendo desde hace algunos meses?

Besos de Hielo - Omegaverse - ViktuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora