Capítulo 35. "Nada está bien"

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♦ "Nada está bien"

Me subo al asiento de atrás del auto para que Rodrigo y Trina puedan irse adelante, pero ella me sorprende cerrando de un portazo la puerta del copiloto para venirse atrás conmigo.

Nadie dice nada y después de unos minutos Trina se aclara la garganta para llamar mi atención, volteo a verla y sus brazos van directo hacia mi cuello, abrazándome con fuerza, yo hago lo mismo. Comienza a sollozar con su rostro en mi hombro y yo me limito a acariciarle el cabello y abrazarla.

Ella esta triste y no iba a darle la espalda cuando más me necesitaba no importase todo lo que me hizo, no importaba todo lo que nos dijimos, en ese momento yo ya no recordaba nada de eso porque nada estaba bien y todo estaba mal.

—Lo extraño, Eli —susurra. —Lo extraño —hipa.

Sabía lo que se sentía perder a un ser querido como también sabia que durante los próximos meses esto no iba a ser fácil. Nada fácil. Ya que ella estaba encariñada con Ricardo y no podía seguir así, no iba a dejar que se aferrara a un recuerdo, a un alguien que ya no existe.

He empezado a odiar este juego de ver quien mata primero a quien, pronto podría tocarme a mi o a ellos y no iba permitirlo, no más.

Miro el espejo retrovisor y Rodrigo está concentrado en la carretera por lo que yo cierro los ojos con fuerza para eliminar las lagrimas en mis ojos. Eso parece ayudar.

Cuando llegamos al almacén salgo dando grandes zancadas.

— ¿¡Quien es!? Y quiero respuestas ahora. —grito una vez que he entrado en donde se encuentra la Jefa.

—Tranquila —dice pacientemente.

—No pienso quedarme tranquila en una situación como esta. Quiero que me diga quién es, de donde vino y en donde está el otro. No voy a seguir permitiendo que nos manejen a su antojo. 

—Va a seguir siendo así porque así será. —aghh.

—Quiero. Respuestas.

—No las tendrás —ella sube la barbilla como queriendo demostrar quién manda.

—Puta —escupe Trina desde la puerta. Todos volteamos a mirarla, pero no la culpo.

— ¿Disculpa? —pregunta indignada la mujer.

—Lo que escucho —le contesto.

—No pueden faltarme al respeto —una risa sin humor brota del fondo de mi garganta.

— ¿Respeto? ¿De verdad está hablando de respeto?

—Sí, Elizabeth.

—Eso es demasiado estúpido —golpeo mi mano abierta en el cristal de su escritorio, ella mira el escritorio y luego a mi rostro.

—Sigue, Elizabeth —se cruza de brazos y sonríe. —Sigue. Esto tiene consecuencias.

— ¿Esta amenazándome? — inclino la cabeza.

—No a ti precisamente, pero otros pagaran tus actos —descruza sus brazos y pone sus manos en las caderas.

— ¿Qué? — la confusión me arrastra, no estoy pensando con claridad. Mis hombros dejan de tensarse y la palma de mi mano se relaja por la sorpresa. — ¿De qué habla? —ella señala hacia algo o más bien alguien detrás de mi. Miro por encima de mi hombro y un escalofrió recorre mi columna.

— ¿Qué es lo que sucede? —regreso mi vista hacia la jefa y ella me da una sonrisa hipócrita.

— ¿Tu qué crees? —ahí es cuando caigo en cuenta. Ellos son las otras personas.

Un par de manos aprieta mi antebrazo derecho, otro par repite la acción, pero del lado izquierdo. Sus gorilas me hacen dar la vuelta de modo que quedo de frente a Rodrigo y Trina que están siendo retenidos por otros hombres.

— ¡No! —hago movimientos con los hombros para zafarme de su agarre, pero no sirve de nada. — ¡No, basta! ¡No puede hacer eso!

—A que sí —la puerta se cierra y dirijo mi vista a ella. Entran dos hombres más y se ponen de frente a Trina y Rodrigo.

Todo acaba de empezar.

El primer golpe lo recibe Rodrigo en las costillas.

— ¡No! ¡Suéltenme! —forcejeo con ellos a tal punto que mis brazos se lastiman. 

Trina recibe un puño en la mandíbula, ella grita por el dolor e intenta salir del agarre de los otros hombres, pero no se puede hacer nada. Rodrigo grita palabrotas a cada uno de ellos y por cada palabra le dan un golpe en el torso.

— ¡Paren! —grito desesperada. — ¡He dicho que paren! 

Trina da patadas, pero no logra darle a nadie más que al aire. Uno de los hombres le da un golpe en la mejilla, otro en la panza y de nuevo en la mejilla hasta que se convierte en algo constante, hasta que Trina solloza de dolor.

— ¡Para! —atreves de la mirada borrosa veo a la jefa que se ha situado a un lado de mi.

Rodrigo consigue darle con el pie a uno de ellos, pero no puede hacer gran cosa si sus brazos están siendo retenidos. Entonces lo golpean, lo golpean de verdad. No dejo que las lágrimas fluyan mientras sigo luchando contra el agarre que me tiene atascada.

Esto es cruel, demasiado cruel.

Tiran a Rodrigo al suelo, no le da tiempo a levantarse antes de que ya tenga a los tres hombres pateándole el cuerpo.

— ¡No! —mi respiración se acelera por segundos, no puedo hacer nada. — ¡Ya! ¡Basta, basta, basta! —grito una y otra vez.

Rodrigo deja de moverse y yo detengo mi forcejeo. Todo en la habitación se detiene.

Mi pecho sube y baja con rapidez extrema, con una rapidez inigualable.

Rodrigo mueve el brazo protegiendo su estomago y vuelvo a respirar con normalidad hasta el momento en que veo movimientos del otro lado del cuarto es ahí que sé que no todo en la habitación se había detenido. Seguían golpeando a Trina.

— ¡Déjenla! ¡Fue suficiente! —intento darle patadas a los hombres que me detienen, pero nada de ello sirve. — ¡Detenlo! —vuelvo a gritarle a la Jefa que me mira con una expresión neutra.

Tal parece que mis palabras no ayudan porque ellos no se detienen. 

Tiran de espaldas a Trina en el suelo y tal como hicieron con Rodrigo le dan patadas en todas partes del cuerpo.

Mi respiración se detiene, mis labios se entre abren dejando entrar un poco de aire pero tal parece que no llega a mis pulmones.

Sentiste que perdiste a alguien y ni siquiera lo habías conocido, ni siquiera lo habías visto, no sabias si seguía con vida, pero era parte de tu vida, y eso era lo que paso.

Uno de ellos patea fuertemente a Trina en el estomago y no se detiene.

—No, déjala —susurro. —Por favor —digo con el poco aire que me queda.

Por el rabillo del ojo veo a la jefa que gira su cabeza bruscamente en mi dirección, pero no tengo tiempo para nada de eso porque nada está bien y todo estaba yendo mal.

Continuará....
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Quince capítulos y contando u.u

¡Dios mio! Sus comentarios lo son todo para mi y sus votos tambien y el que me lean igual c: En votos y comentarios estamos en rojito ea ea ea.

Corto, lo sé, pero por eso subire dos capítulos esté y otro en horas diferentes, claro.

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