Capítulo 41. "Miedo a estar sola"

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♦ "Miedo a estar sola"

Parpadeo un par de veces intentando recobrar la compostura. Sigo en el asiento del auto con la cabeza reposada en el respaldo. Cada parpadeo se hace pesado y lucho porque mis ojos no se cierren.

Un dolor atroz en mi estomago me hace soltar un gemido de dolor. Llevo mis manos a ciegas directo hacia mi panza, pero rápidamente las separo cuando me doy cuenta que el dolor viene porque tengo enterrado un trozo de vidrio en mi piel a través de la blusa. Sangre se impregna en el algodón manchando mis manos de ella.

Me incorporo o eso intento ya que el miedo a profundizar el vidrio me invade, respiro a través de la boca con fuerza expulsando el aire un par de veces como si estuviera luchando contra algo. Cierro los ojos con fuerza y con un grito desgarrador de dolor pongo ambas manos en el trozo cortante para sacarlo de mi cuerpo. Siento como poco a poco esa pieza innecesaria sale de mí, me detengo a medio camino notando que es demasiado grande, lagrimas salen por los rabillos de mis ojos manchando la tela del auto, vuelvo a intentar sacar el vidrio procurando respirar lo menos que se pueda, logro sacarlo completamente; dejo colgando mi mano de lado de mi puerta abierta y magullada y dejo caer el vidrio con mi sangre a la carretera ahora desierta.

Vuelvo a respirar con normalidad, solo sintiendo un pequeño repiqueteo en donde tengo la herida. Giro mi cabeza hacia la izquierda observando detenidamente el cuerpo de Daniel, por un momento, solo por un momento creo saber que está muerto.

Con ese pensamiento regreso a la oscuridad.














Seguimos estando en el auto, la noche es demasiado oscura como para observar lo que sea que haya en los alrededores. Me impulso con ambas manos a lado del asiento para incorporarme, abro la boca soltando un grito silencioso que se convierte en un sollozo cuando me doy cuenta que mi cuello no se encuentra bien.

Un piquete en mi pecho hace que cierre los ojos con fuerza, llevo mis manos cortadas y llenas de sangre hacia la parte superior de mi blusa y la bajo; en el centro de mi pecho una cortada en vertical que va desde mis cuello hasta mis pechos me hace jadear. Dios mío. La gran herida sigue expulsando sangre a gotas.

Subo mi cabeza hacia atrás mirando al techo aplastado del vehículo, un sollozo escapa desde mi garganta avisándome del dolor del cuello.

Hago el esfuerzo de mirar hacia el asiento del piloto y cuando lo logro el lugar esta vacio.

Él se había ido.







Un grito ensordecedor sale desde el fondo de mi garganta a la vez que algo quema en mi pecho. Quema y arde. ¿Qué me están haciendo? Vuelvo a gritar de nuevo cuando el dolor regresa, pero esta vez mas fuerte.

Quería despertar, quería abrir los ojos para saber qué era lo que estaba pasando, pero no podía, algo me retenía.

El sufrimiento acaba y con ello simplemente se va el dolor. Respiro irregularmente. Caigo en cuenta que estoy en algo blando que me hace pensar que estoy en una cama por lógico.

De un momento a otro mis ojos están abiertos de par en par observando el techo de aquella habitación blanca. Mis pupilas recorren una y otra vez las grietas que se encuentran ahí buscando alguna señal ya sea buena o mala.

Bajo mi barbilla solo un poco ya que algo en mi cuello no me deja bajarla completamente. Tengo un collarín en el cuello. Puedo ver solo un poco como un parche se extiende en la cortada vertical desde mi cuello hasta mis pechos. Puntadas cruzan la herida de mi panza que ahora ya no duele. ¿Quien hizo todo esto?

Me toma un segundo saber que estoy en una habitación totalmente blanca en donde los únicos muebles que hay son la cama en la que me encuentro y una pantalla plana al frente de ésta misma. Pero la pantalla no transmite un canal de televisión sino el cuarto de un almacén. Un momento. Yo conozco ese almacén. Es el almacén de la "Jefa".

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