CAPÍTULO X

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                                                      Dios es el Sumo Bien

18. ¿Quién deshará este nudo tortuosísimo y enredadísimo? Feo es; no quiero volver los ojos a él, no quiero ni verlo. Sólo a ti quiero, justicia e inocencia bella y graciosa a los ojos puros, y con insaciable saciedad. Sólo en ti se halla el descanso supremo y la vida sin perturbación. Quien entra en ti entra en el gozo de su Señor y no temerá y se hallará sumamente bien en el sumo bien. Yo me alejé de ti y anduve errante, Dios mío, muy fuera del camino de tu estabilidad allá en mi adolescencia y llegué a ser para mí región de esterilidad.

LAS CONFESIONES DE SAN AGUSTÍNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora