CAPÍTULO XI

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Precariedad de las criaturas

17. Y miré las demás cosas que están por bajo de ti, y vi que ni son en absoluto ni absolutamente no son. Son ciertamente, porque proceden de ti; pero no son, porque no son lo que eres tú, y sólo es verdaderamente lo que permanece inmutable. Pero para mí el bien está en adherirme a Dios, porque, si no permanezco en él, tampoco podré permanecer en mí. Pero él, permaneciendo en sí mismo, renueva todas las cosas; y tú eres mi Señor, porque no necesitas de mis bienes.

LAS CONFESIONES DE SAN AGUSTÍNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora