Capítulo 5

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¿Cuántas horas había trascurrido encerrado en aquella casa, específicamente en esa habitación?

El de cabellos plateados no lo sabía a ciencias ciertas, sólo veía el cambio de color que sufría la habitación, la clara luz del día, atravesando luego por ligeros tonos azules y grises, dando paso a la oscuridad que parecía querer engullirlo.

Sus piernas aún temblaban pero al menos conseguía mantenerse en pie, salir hacia el pasillo y llegar al baño, dónde permaneció encerrado largo tiempo, meditando, ahogándose deliberadamente en la autocompasión, sintiéndose tan miserable, tan confundido, lleno de interrogantes.

¿Cómo era ser un omega?, ¿Cómo podía calmar el dolor creciente en su cuerpo, específicamente en su vientre?, ¿Cómo podía luchar contra los instintos de salir de aquella habitación y refregarse contra los alfas que habitaban aquella casa que le había brindado cobijo?, ¿Cómo podía luchar contra el deseo de ser marcado?, ¿Debía de rendirse tan fácilmente cómo en un principio?

Sus delgados dedos se doblaron de impotencia aferrándose a la manija de la ducha, abriéndola y dejando que el agua helada golpease su cuerpo, castigándose. Sus cabellos se pegaron a su rostro de inmediato, recordándole lo largo que estaba.

Talló su cuerpo con fuerza, lastimándose intencionalmente tratando de hallar en ello consuelo, hasta que se sintió menos repulsivo salió de la ducha, cayéndose contra la baldosa.

Se sentía cansado, como si hubiese trabajado tres días sin parar en la mina.

Haciendo acopio a toda la fuerza de voluntad que le restaba, se fue irguiendo, apoyándose en el lavabo hasta lograr contemplar su rostro en el espejo. No se reconocía, sabía que era él porque no había nadie más en aquella pieza; empero, aquel que su reflejo le mostraba no era suyo.

Ese Viktor débil, sonrojado hasta las orejas, con los ojos cristalinos no eran los suyos.

Se sintió vulgar, pornográfico y lascivo. Trató de reparar en lo pálido que se estaban tornando sus dedos al apretarse con fuerza, en un estúpido intento de borrar de su memoria visual su nueva imagen. Apretó sus labios contra sus dientes hasta que sangraron, gimiendo bajo por la nueva herida.

Ese sórdido Viktor deseaba estar bajo el peso de un alfa, específicamente de ese "alfa estúpido" que le había traído a casa de sus padres. Sus memorias recientes y la temperatura de su cuerpo le jugaba en contra, él se había dejado llevar tan fácilmente ante su toque, había estado turbado, aterrado e impresionado con la facilidad en la que su cuerpo se había mostrado disponible. Deseaba ahogarse en aquellos ojos, en su toque, en aquella voz clara, que sin utilizar "la voz" había hecho hervir su sangre de puro placer.

─¡No! ─Gruñó al notar el giro de sus pensamientos, alzando el rostro para mirarse con rabia. Él no sería el omega de ese hombre, él sería el alfa que era y que debía seguir siendo. Era todo un error, y él se estaba dejando llevar por el ambiente tan sumiso que aquella extraña familia portaba y su corazón roto.

Sus ojos azules destellaron peligrosos, repletos de decisión y con un nuevo objetivo.

Le demostraría al mundo y específicamente a aquel "alfa mediocre", que él no estaría no estaba a su disposición. Regresó a la ducha a duras penas, tomando otra vez un baño, esta vez con una meta.

Él era Viktor, un alfa, no el omega que su cuerpo trataba de imponerle.

Cuando salió de la ducha, con la ropa puesta, decidió volver a la habitación hallándose con la figura de Yuuri, este dejaba la bandeja de comida sobre la mesita. El de ojos castaños pareció dar un respingo al verle, conteniendo el aire.

Forjando nuestro destino #ViktuuriAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora