Capítulo 14

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Yuuri aún no podía asimilar completamente todo lo que había ocurrido esa mañana. Su rostro aún seguía coloreado luego de haber salido de la habitación de Viktor y su corazón latía eufórico, sentía como un millar de sensaciones gratas se arremolinaban en su estómago, provocando que sus ojos brillasen como los de una lechuza en la oscuridad. Se sentía feliz, extremamente radiante. Quería seguir compartiendo más horas con Viktor pero su aún frágil corazón temía que fuese un hermoso sueño que a la mañana siguiente terminaría con los primeros rayos de luz al colarse por su ventana.

Viktor se había mostrado frágil, había desnudado su alma ante él, su pasado. No le había costado nada imaginarse al Omega jugando con sus padres e imitando la actitud de su madre. Eran pocos los recuerdos que tenía y le había logrado comentar sin embargo eran tan fuertes que Viktor había podido recrearlos de modo muy vívido con su cálido tono de voz. Había visto la fogata así como había logrado imaginarle junto a Yakov bailando ballet. Había logrado casi ver sus rostros por los detalles que el de cabellos plateados había dado.

Si bien había estado tupida su nariz por el llanto y su mocosa nariz. Para Yuuri la voz de Viktor había sido perfecta porque su tono había sido sincero y lleno de sentimiento. Viktor le había pedido disculpas innumerables veces además de revelar quién era. Yuuri sentía que había abierto una puerta a la que él sólo tendría acceso, una puerta que Viktor no había dejado entrar a nadie más.

Yuuri al día siguiente despertó antes buscando a Viktor antes que su madre se despertase, le había encontrado en posición fetal, afiebrado por el celo. Él tomó unas tollas y fue por una vasija con agua para refrescarle y tratar de regular un poco su temperatura y molestias. Viktor despedía un agradable aroma que le provocaba y aquello le confundía, porque Yuuri pensaba que él también era un Omega y como tal no podía sentir nada por otro. Sin embargo, el Omega estaba allí, despidiendo aquel aroma alcohólico y embriagador que embotaba sus sentidos y le dejaba aturdido, sus manos tocaron la piel expuesta de sus hombros provocando que Viktor abriese sus labios dejando escapar inconscientemente un gemido. Asustado por lo que había hecho huyó de la habitación.

Ese día el de ojos color café rojizos estaba tan avergonzado que muchas veces intentando leer y escribir se distraía pensando en su gemido, coloreando sus mejillas con vergüenza era incapaz de devolver la mirada a aquellos ojos azules que le buscaban con la poca iluminación a la luz de las velas. Viktor se mostraba divertido al escucharle errar deliberadamente las palabras, pero tenía la suficiente paciencia como para volverle a repetir hasta que lo dijese correctamente, ignorando los verdaderos motivos por los que el adolescente fallaba.

Yuuri a pesar de lo feliz que se encontraba con Viktor, agradecía que esa noche la clase se había detenido, el calor le había dejado en un estado más incómodo, permitiéndose así salir de la habitación sin hacerle sentir mal o culpable.

Yuuri pensó que nada superaría el gemido del omega resonando como ecos en sus oídos, no obstante, no pasó mucho tiempo en que el omega había pedido una de sus prendas, tirando de ella. Su rostro sonrojado mirándole suplicante. El de cabellos negros torpemente se había retirado la camisa frente al Omega, sintiendo como su rostro ardía con fuerza, entregándosela sin mirarle prefirió huir como lo había hecho la mañana del día anterior. Su corazón latía con tanta fuerza e ímpetu que Yuuri sentiría que moriría al igual que sentía como sus piernas se volvían de gelatina por los nervios. Solo que esta vez no temblaba de miedo, no entendía aquel nuevo sentimiento pero no le parecía ser algo malo. Le hacía sentirse vivo.

Yuuri había tomado un poco de fruta y pan para llevar a Viktor, sin embargo recordó que tal vez el omega desease alguna prenda más, él no quería volver a desvestirse bajo su mirada, ya con todo listo entró a la pieza del omega, dejando todo sobre la mesilla. Viktor estaba allí, esperándolo sentado a modo de indio en su cama, abrazando su camisa con el cabello húmedo por el baño que había tomado antes de que Yuuri llegase. Se le notaba afectado por el celo por el rubor de su piel y su aroma incrementándose.

Forjando nuestro destino #ViktuuriAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora