Capítulo 29

1.6K 193 163
                                    

Mi hermoso cachorro era mi viva imagen, mi joven versión masculina con los preciosos cabellos lacios de mi querido David, me fue inevitable detener el impulso de rodearlo en un fuerte abrazo a pesar de lo tenso y rígido que se había puesto al reco...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi hermoso cachorro era mi viva imagen, mi joven versión masculina con los preciosos cabellos lacios de mi querido David, me fue inevitable detener el impulso de rodearlo en un fuerte abrazo a pesar de lo tenso y rígido que se había puesto al reconocerme. Olía a frutos del bosque y amizcle; el suave olor alcohólico y afrutado de fondo me recordaron a David de modo tan vívido que mis ojos se empañaron con nostalgia, sin embargo mi hijo se separó de mí, alzando su mirada como un animal herido, reprochándome mi ausencia.

─Nos abandonaste, a mí y a mi padre. Años de dolor y muchas preguntas, ¡no tienes ni idea de lo duro que fue!

─Yo no los abandoné, ¡él no quiso llevarte conmigo!

─¡Mientes!, yo no podría dejar a mi familia, en tu lugar me hubiese llevado conmigo a mi bebé y esposo, siempre a mi lado. Tú no tienes ni idea de lo triste que estaba, aun siendo un Beta sufrió por ti durante años, ¡en silencio!.

─¿Beta? ─ Mis cejas se juntaron sin comprender lo que le decía, mirándome con extrañeza para luego tomar mi mano. Sus cabellos plateados ondearon suavemente al retirar su rostro, negando el contacto de mis yemas contra su piel. Me sentí avergonzada, no obstante sentí la necesidad de revelar la mentira que David había sustentado por años en mi ausencia─ tu padre no es un Beta, jamás lo ha sido; él, al igual que tú, Viktor, es un Omega...

─No es cierto, el jamás ha tenido un celo.

─David te escondió la verdad, hijo, una Alfa no puede dar hijos de la semilla de un Beta; si quiso mentirte, él debió decirte que era un Alfa, pero era una mentira no sustentable para todos.

Vi su cuerpo tambalearse un poco al alejarse de mí, más cuando intenté ayudarle sus labios se abrieron para una escueta advertencia─ No.

Supe que mi bebé jamás volvería, que los recuerdos del pasado serían todo aquello que conservaría conmigo y nada más. La añoranza, la esperanza y el recuerdo que se habían mantenido bajo siete llaves oculto en mi corazón, volvieron como demonios dentro de una caja de Pandora, clavando en mi garganta una filosa daga.

Tomé el espejo de mi bolso y retoqué el polvo de mis mejillas. La vida que había ambicionado la tenía, no podía girar hacia el pasado para llorar, detenerme y sangrar lágrimas; jamás había sido mi estilo detenerme como David y sufrir mi miseria, no existía en mi vocabulario la palabra arrepentimiento.

Acomodé los pliegues del vestido azul y desvanecí las minúsculas arrugas de mi abrigo, al salir contemplé mi reflejo en los vidrios, las primeras palabras de David cargaban tanta verdad, yo podría sobrevivir al crudo invierno manteniendo aún intacta mi belleza, siempre de pie.

Luego de discutir los detalles con los bailarines, aproveché el tiempo para caminar hacia el café, una bebida amarga y caliente era todo lo que necesitaba; fue allí, que detenida por el semáforo, un joven de cabellos negros que corría con desespero chocó conmigo, provocando que tambalease; el olor impreso en su piel era el mismo que el de mi hijo, sorprendida alcé la vista pero él ya había desaparecido. La vida tenía formas peculiares para mostrarme que tanto había crecido mi cachorro.

Forjando nuestro destino #ViktuuriAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora