Capítulo 25

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Viktor, luego de la visita de mis padres, empezó a presentar náuseas y mareos, al principio habíamos pensado que la razón a ese malestar era por la cantidad de comida que había picado entre la cena y el almuerzo, o por sus estrafalarios nuevos gus...

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Viktor, luego de la visita de mis padres, empezó a presentar náuseas y mareos, al principio habíamos pensado que la razón a ese malestar era por la cantidad de comida que había picado entre la cena y el almuerzo, o por sus estrafalarios nuevos gustos por mezclar ciertos alimentos que no combinaban juntos. Ambos seguíamos con nuestras labores regulares como de costumbre, sin embargo una tarde, una mujer llegó a mi trabajo, avisándome de que Viktor había caído inconsciente apenas había entrado al salón, eso me hizo salir prácticamente volando sin darme el tiempo de avisar al cocinero principal mi emergencia.

Mi corazón apretujaba por la preocupación, lo poco que había escuchado de la maestra con la que él trabajaba, es que este se había desmayado y no respondía. Al verle, llevé mis manos a su rostro, palmeándosela con cariño, buscando despertarle pero su respiración era baja, pedí que llamaran a algún médico sin embargo ellas no contaban con el teléfono funcionando desde hace una semana por problemas en el cableado. Ansioso, tomé a mi pareja en brazos, paré el primer taxi y di las indicaciones para llegar al hospital más cercano mientras trataba de hacerle reaccionar con la torunda de algodón empapada con alcohol cerca de su nariz.

Asustado, pedí ayuda a una enfermera, quien me solicitó los datos de Viktor, al terminar de apuntarlos sobre la hoja en la tabilla, entró entregándole al médico nuestro número de llegada, entre la fila de cuatro pacientes, habían pequeños que no podían respirar correctamente y un anciano sumamente pálido y un adulto con un terrible golpe en la cabeza. Abracé a Viktor, besando sus cabellos, el mayor no se había enfermado todo este tiempo por lo que todo me parecía muy extraño. Al tocar nuestro turno, el doctor me preguntó datos sobre Viktor que yo en parte desconocía, como por ejemplo si era alérgico o enfermedades de sus familiares; al ver mi desasosiego intentó calmarme, pidiéndome que lo recostase en la camilla mientras él toma sus signos vitales y los apuntaba en esa hoja.

Después de unos minutos, el revisó su vientre, preguntándome si sabía si Viktor había pasado el celo con algún Alfa; indignado le dije que yo era su pareja y que sí había pasado conmigo su último celo. El médico me observó perplejo, evitando hacer algún comentario sobre mí al notar mi mirada fastidiada. Tomó un par de muestras de sangre de Viktor, pidiéndome unos minutos para constatar si mi pareja estaba gestando, él le inyecto vitaminas ya que según lo poco que había podido constatar es que por el trajín y las pocas horas de descanso este había sobre exigido a su cuerpo. Al pasar exactamente una hora, vi como Viktor despertaba confuso; entrelacé mis dedos con los suyos sentado a su lado, notando como se relajaba un poco a pesar de que sentía sus emociones alteradas. Algo le había pasado para que estuviese de ese modo, mis labios se entreabrieron para preguntarle qué era lo que había pasado, no obstante el médico volvió, interrumpiéndonos y entregándonos el resultado.

─Como sospechaba, su pareja está gestando, es raro que usted no haya percibido el cambio de olor de su omega. En fin, aquí tiene la receta, lo que le estoy medicando son vitaminas para reforzar el sistema inmune de su esposo que está ligeramente suprimido, quizás por la tensión. Cuide de que coma lo suficiente y nutritivo, al ser un embarazo masculino necesita de más cuidados; aún no sabemos si está gestando un bebé o dos por lo que debemos de esperar hasta el cuatro mes. Además, sería recomendable que no trabaje o al menos deje alguno de sus dos empleos, como Alfa usted no debe exponer a su pareja de esta manera. El lugar de un Omega no está fuera del hogar de su Alfa, menos en su condición.

Forjando nuestro destino #ViktuuriAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora